En la cuarta semana de noviembre, Los Chapitos sufrieron una nueva reconfiguración al interior de su estructura desde que se reportó la captura de Ovidio Guzmán a principios de enero. En esta ocasión se trató de la detención de Néstor Isidro Pérez Salas, alias “El Nini”, miembro delictivo por quien el Gobierno de Estados Unidos (EEUU) ofrecía una recompensa de hasta USD tres millones.
“El Nini”, junto a Óscar Noe Medina González, alias “El Panu”, se encargaba de la seguridad de los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Asimismo, lideraba la violenta célula criminal de “Los Ninis”, integrada por jóvenes sicarios.
De acuerdo con la periodista Anabel Hernández, la captura de “El Nini” (registrada el 22 de noviembre en Culiacán) no se trató de un logro de la Guardia Nacional, sino de un acuerdo al interior de Los Chapitos, ya que el narcotraficante de 31 años “se estaba convirtiendo en un estorbo”, señaló en su columna publicada en el medio alemán Deutsche Welle.
“A principios de noviembre, en una junta encabezada por Iván Guzmán Salazar, el implacable líder del grupo criminal ‘Los Chapitos’ del Cártel de Sinaloa, se dio una orden: matar o entregar a Néstor Isidro Pérez Salas”, indicó la autora de Las Señoras del Narco.
Aunque “El Nini” llevaba más de una década trabajando para el Cártel de Sinaloa e incluso fue el protagonista del llamado “Culiacanazo” en 2019 (operativo en el que se reportó la captura y posterior liberación de Ovidio Guzmán), en los últimos años comenzó a actuar por su propia cuenta sin consultar a sus superiores.
“De acuerdo a la investigación que llevo realizando sobre Los Chapitos y su grupo criminal, ‘El Nini’ presumía que tenía más poder que el propio Iván Guzmán, y comenzaba a tomar acciones por iniciativa propia”, apuntó Anabel.
Sin embargo, lo que detonó el distanciamiento entre Néstor Isidro e Iván Guzmán fue el asesinato de un informante de la Administración para el Control de las Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), perpetrado hace un mes.
El 24 de octubre se dio a conocer que un comando armado del Cártel de Sinaloa había irrumpido en un inmueble de Culiacán y secuestró a una mujer y a un niño de aproximadamente 13 años, identificados como Pamela Alison Perea y Jesús Alberto Chaidez. Junto a ellos, otras cuatro personas fueron privadas de su libertad en el fraccionamiento Bosques del Rey.
Cuatro días después, en calles de Tamazula, Durango, se localizaron a ocho personas asesinadas, cuyos cuerpos presentaban huellas de violencia. Entre las víctimas se encontraban los jóvenes secuestrados en el fraccionamiento mencionado. Junto a los cadáveres se colocó una narcomanta en el que se leía la siguiente advertencia: “Por sapos” (término empleado para referirse a los “soplones” o “delatores”).
De acuerdo con Anabel Hernández, estos múltiples asesinatos fueron atribuidos a “El Nini”, lo que significó una señal de alerta para Los Chapitos. Dado que el crimen fue dirigido hacia un informante de la DEA —cuya identidad se mantuvo bajo reserva—, se temía que el Gobierno de EEUU ejerciera más presión sobre los hijos de “El Chapo”.
“La gota que derramó el vaso fue la ejecución de 8 personas, entre ellas un niño de 13 años, ocurrida en Sinaloa a fines de octubre (...) La información que obtuve es que una de las personas asesinadas era informante de la agencia antidrogas de Estados Unidos DEA y la masacre se la acreditan a ‘El Nini’”, apuntó la especialista en temas de seguridad.
Si bien no se ha comprobado que Los Chapitos entregaron a Néstor Isidro, lo cierto es que su captura no representa un golpe para esta facción del Cártel de Sinaloa, ya que su lugar será ocupado por Humberto Figueroa Benítez, alias “El 27″.
Actualmente, “El Nini” se encuentra recluido en el penal de máxima seguridad de “El Altiplano”, ubicado en el Estado de México. De igual manera, lucha por evitar su extradición a EEUU, donde enfrenta cargos en los Distritos de Columbia y Sur de Nueva York por tráfico de drogas, lavado de dinero y posesión de armas de fuego.