A lo largo de la historia dentro del futbol mexicano, cada uno de los equipos ha ido forjando su historia; aunque claramente, resaltando más unos que otros. Desde hace varias décadas, uno de los clubes que más popularidad y “grandeza” logró adquirir, fueron los Pumas de la UNAM, institución que sin un enorme capital económico, ha destacado en varios momentos; sin embargo, actualmente sigue haciendo incertidumbre y polémica sobre ¿Quién es el dueño del club?
En sus inicios, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de acuerdo con sus estatutos, ostentaba la propiedad y el control de los Pumas. No obstante, a partir de 1977, el equipo adoptó una estructura diferente al inscribirse como una Asociación Civil (AC) ante el Registro Público de la Propiedad y de Comercio.
Desde entonces, los detalles sobre los verdaderos dueños del equipo se han mantenido en confidencialidad, ocultos en la penumbra de los pasillos administrativos. La esfera económica y administrativa de los Pumas ha caído bajo la responsabilidad del Patronato del Club Universidad, un ente integrado por miembros universitarios, empresarios y diversas personalidades, con un mandato de gestión de dos años.
En esta asociación peculiar, el rector de la UNAM actúa como presidente honorario, teniendo el poder de determinar quién liderará el patronato a través de la Asamblea de Socios universitarios. La membresía en el Club Universidad, que actualmente cuenta con 450 socios, es exclusiva y requiere una invitación personalizada.
Es importante señalar que la Asociación Civil que respalda a los Auriazules opera como una entidad privada con su propia personalidad jurídica, separada de la Universidad Nacional Autónoma de México, aunque sus estatutos internos indican su conexión con la comunidad universitaria.
A pesar de esta relación, no forman parte de la cúpula universitaria, lo que dificulta la posibilidad de obtener mayores recursos financieros. Esta dependencia casi exclusiva de la cantera y algunas contrataciones se ve desafiada por los recientes resultados negativos, lo que podría provocar reconsideraciones en el futuro.