Los orígenes del Cártel del Golfo pueden rastrearse hasta cerca de 100 años en el pasado cuando Juan Nepomuceno Guerra comenzó a traficar whisky a través del Río Bravo, Tamaulipas, para satisfacer la demanda que se vio afectada por la prohibición de la venta de bebidas alcohólicas en Estados Unidos y que se prolongó de 1920 a 1933.
El whisky se convirtió en marihuana, cocaína y otras drogas, y el liderazgo del Cártel del Golfo pasó a manos de Juan García Ábrego, el sobrino de Nepomuceno Guerra, y también el primer narcotraficante en ser incluido en la lista de los 10 más buscados del FBI.
Así pasaron seis décadas hasta que Osiel Cárdenas Guillen, quien sustituyó a García Ábrego, decidió crear una “escolta personal” con desertores del Ejército Mexicano; el grupo que después se conocería como Los Zetas -uno de los más sanguinarios de México- nació a finales de la década de 1990 y entre sus principales objetivos era enfrentarse a los brazos armados del Cártel de Sinaloa.
El poder de Los Zetas creció de manera descomunal, principalmente después de su traslado a otras regiones como Michoacán y Guerrero; pero nunca salieron de Tamaulipas, incluso después de la captura y extradición de Osiel Cárdenas 2003, tiempo en el que decidieron separarse del Cártel del Golfo e iniciar su propia carrera delictiva, declarando una guerra por el control del estado a sus antiguos aliados.
De Los Zetas al Cártel del Noreste
Se estima que el Cártel del Noreste es el tercero más grande del país, sólo detrás de Sinaloa y del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), y su origen surge después de la expansión de Los Zetas por el sur de México y Guatemala, cuyo principal centro de operaciones se ubicó en Nuevo Laredo, “la joya de la corona”.
Por allá de 2012 había disputas en la cúpula de Los Zetas, principalmente entre Heriberto Lazcano (Z-3) y Miguel Ángel y Omar Treviño Morales (Z-40 y Z-42); pero todo cambio con la muerte de Lazcano en 2012 y el ascenso al poder de los hermanos.
En ese entonces se comenzó a forjar la ruptura al interior de Los Zetas, pero no fue hasta 2015 con la detención del Z-42 cuando aparece por primera vez el Cártel del Noreste como una escisión del que alguna vez fue el brazo armado del Cártel del Golfo.
Desde sus primeros días de vida el nuevo cártel mantuvo constantes enfrentamientos con Los Zetas y con el Cártel del Golfo, principalmente porque se quedaron con Nuevo Laredo, la ciudad clave para el trasiego de drogas por el este del país y por su importante presencia en Nuevo León, con una de las ciudades más productivas, Monterrey, ideal para el lavado de dinero.
La guerra por Tamaulipas
A partir de la aparición del Cártel del Noreste la situación en Tamaulipas se complicó más, principalmente por la creación de grupos de sicarios como “La Tropa del Infierno”, el brazo armado de la nueva organización criminal que comenzó a expandirse a fuego y sangre desde Nuevo Laredo hacia el sur de Reynosa.
Pero en su camino tuvo que enfrentarse a “Los Ciclones”, “Los Escorpiones”, Los Metros”, “Los Panteras” y “Los rojos”, todos células del Cártel del Golfo; pero algunos de ellos con sus propias ambiciones, una de ellas pactar con el mayor cártel en crecimiento, el CJNG.
De confirmarse la “alianza” entre Cártel del Golfo y el CJNG para derrocar al Cártel del Noreste, los de Jalisco tendrían una ruta directa desde Colima hasta Texas; además de apoderarse de Nuevo Laredo, uno de los principales cruces de mercancías vía terrestre entre México y EEUU, y controlar las rutas marinas que salen desde los puertos de Tamaulipas con dirección a Miami.