Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, exlíder del Cártel de Sinaloa que cumple una cadena perpetua en Estados Unidos, pretendió colaborar con las autoridades para librar los cargos en su contra antes de convertirse en un capo internacionalmente conocido.
Acorde con testimonios y documentos citados por el periodista Noah Hurowitz en su libro El Chapo: la historia no contada del narcotraficante más infame del mundo, Guzmán Loera intentó acercarse a la Administración de Control de Drogas (DEA) en los noventas para convertirse en informante.
En 1998, cuando ‘El Chapo’ estaba preso en el Penal de Puente Grande, en Jalisco, le pidió ayuda a uno de sus cuñados —identificado con el nombre clave de ‘Electra’— para contactar a Joe Bond, un agente de la DEA en la Ciudad de México, y solicitarle una reunión privada.
La intención de Guzmán Loera, quien ya tenía encima una sentencia de 20 años en prisión, era brindar información sobre cárteles rivales como Los Arellano Félix e incluso sobre su propio socio, Héctor ‘El Güero’ Palma.
A cambio, buscaba que se desecharan los cargos en su contra en EEUU y que se garantizara seguridad para su familia en Sinaloa.
La reunión, aunque se desconoce la fecha, se llevó a cabo en Puente Grande y duró dos horas. El agente Bond estuvo acompañado de su compañero Larry Villalobos y de José Patiño, oficial de la entonces Procuraduría General de la República (PGR) que los ayudó a entrar a la prisión usando identidades falsas.
Según contó Bond al periodista, ‘El Chapo’ no sabía en qué momento ocurriría el encuentro. Los oficiales llegaron a Puente Grande haciéndose pasar por sociólogos y fue hasta que tuvieron a Guzmán de frente que revelaron su identidad.
Al inicio de la conversación, refiere Hurowitz, le advirtieron al ‘Chapo’ que no podían ofrecer ninguna garantía acerca de sus peticiones, pero él decidió hablar igualmente.
Dijo, por ejemplo, que el clan de los Arellano Félix tenía dobles agentes que trabajaban como informantes de la DEA para obtener información de inteligencia que beneficiara sus negocios criminales. “Inteligentes, ricos y extremadamente peligrosos” fue como ‘El Chapo’ describió a los hermanos que lideraban el Cártel de Tijuana.
La mayor sorpresa para los agentes fue el deseo del ‘Chapo’ de hablar sobre ‘El Güero’ Palma, a quien identificaban como su colaborador más cercano.
Durante el diálogo, según los testimonios referidos por el periodista, ‘El Chapo’ confesó que su relación con Palma Salazar se había terminado en 1994 debido a que ‘El Güero’ había ordenado que asesinaran a otro de sus cuñados: Sal López, hermano de Griselda López, la segunda esposa de Guzmán.
A raíz de esta separación entre ambos líderes criminales, ‘El Chapo’ estaba dispuesto a brindar detalles sobre almacenes de droga, escondites de armas y toda la infraestructura de la organización del ‘Güero’ en Tepic, Nayarit. Sin embargo, para hablar al respecto puso una condición: ser trasladado a una cárcel en la Ciudad de México.
En la reunión, los agentes le preguntaron sobre políticos mexicanos involucrados con cárteles, pero ‘El Chapo’ se negó a hablar del tema debido a que era “muy peligroso”.
Luego de esa reunión, la DEA rechazó establecer cualquier acuerdo de colaboración con ‘El Chapo’ y fiscales de EEUU le prohibieron al agente Bond que hablara nuevamente con él, pues eso podría entorpecer el caso en su contra. A pesar de la molestia que esto le provocó, Bond atendió la instrucción y jamás volvió a contactar al capo.