El Palacio de Bellas Artes es considerado uno de los recintos más importantes de la Ciudad de México al ser sede de múltiples representaciones de danza, música y teatro, además de muestras de arte.
Desde que Porfirio Díaz mandó a erigirlo como el Teatro Nacional, fue pensado como un lugar en donde el arte pudiera verse en cada rincón, por ello es que desde su fachada hasta sus interiores están llenos de simbolismo que remontan a la cultura, así como mitología que representa a las primeras obras dramatizadas.
Algunas de las figuras que más llaman la atención son los pegasos que se encuentran al frente del Palacio, pues contrario a otras esculturas que encontramos en el Centro Histórico de la CDMX, estas no representan a ningún héroe de la nación, político ni personaje religioso.
Fue el arquitecto Adamo Boari quien designó la tarea de crear estos pegasos a Agustín Querol, un escultor español. La idea era representar la simbología de los creadores del arte dramático, los griegos.
Son en total cuatro piezas mitológicas, las cuales debían estar en la parte superior del edificio, pero que pasaron a estar en la Plaza de la Constitución y hoy se encuentran frente al Palacio.
Se conforman por un caballo con alas y dos figuras humanas, una femenina y otra masculina, mientras que una está lista para comenzar el vuelo, otra lo está alcanzando.
Según el Palacio de Bellas Artes, los jinetes simbolizan los genios del drama y la lírica, en su ascenso hacia un lugar que existía en la mitología griega, el Parnaso.
Este sitio era una montaña en Grecia que simbolizaba el lugar considerado como hogar de músicos y poetas, por ello ahí también vivían las musas de todos los artistas.
La historia de cómo los pegasos llegaron a la explanada del Palacio de Bellas Artes
Estos pegasos tuvieron que viajar desde Europa para poder ser colocados en lo que sería el Teatro Nacional, pues Boari tuvo la idea de contactar a los mejores artistas del viejo continente para que esta construcción se convirtiera en un monumento a la cultura.
Se desconoce el porqué el arquitecto le pidió particularmente a Agustín Querol que los realizara, pero pudo haber sido porque conoció los caballos alados que hizo para el Ministerio de Agricultura de España.
En 1905 Querol terminó todo un estudio sobre este tipo de esculturas mitológicas y La Gloria y Los Pegasos fueron colocadas en dos lugares: una versión está en el Palacio de Fomento del Ministerio de Agricultura en Madrid, otra en la Plaza Legazpi y la Glorieta de Cádiz, que serían los originales.
Al igual que los del Palacio de Bellas Artes, estas obras están basadas en la mitología griega y por ello todas van acompañadas de alas o de un pegaso, pues representa su ascenso hacia algún lugar.
Cuando Agustín finalmente terminó los pegasos que hoy se encuentran en Bellas Artes, fueron enviadas en barco desde España hasta Veracruz en 1911, pero tuvieron varias afectaciones en el viaje.
En ese momento se solicitó un repuesto de las partes dañadas de las esculturas y fue hasta 1912 que fueron colocadas donde originalmente fueron pensadas, en el cubo exterior del escenario.
A partir de 1921 estuvieron sobre unos pedestales en la Plaza de la Constitución, pero en 1928 fueron llevados al terreno del Teatro Nacional -cuando aún no terminaba la construcción-. y ahí esperaron por años.
Cuando fue momento de ponerlos nuevamente en su lugar original, en 1934, fue imposible llevarlos y por ello es que hoy se encuentran en la explanada del Palacio.