El aroma inconfundible del “jabón chiquito” evoca una oleada de nostalgia y confort para muchas personas en México. Si pensamos en ese aroma característico, es imposible no mencionar al icónico jabón Rosa Venus, un verdadero clásico mexicano que ha perdurado a lo largo de generaciones.
Pero la historia de Rosa Venus es mucho más rica y fascinante de lo que podría parecer a simple vista. Aunado a que la Revista del Consumidor, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) otorgó su veredicto y lo destaca como un producto chiquito, rendidor y de excelente calidad-precio.
Historia del “jabón chiquito”
En 1920, nació la fábrica La Corona, fundada por el jalisciense Esteban González Padilla. Esta empresa ha sido la responsable de la producción de varios de los jabones mexicanos más queridos, incluyendo Roma, Zote y, por supuesto, Rosa Venus, el cual también ha sido un referente en la cultura mexicana, y su historia se remonta a la mitad del siglo pasado.
En la década de los 50, Rosa Venus ya se destacaba con un eslogan que resonaba fuerte: “Un jabón tan bueno como los demás, pero a un precio justo”. En sus primeros días, este jabón se vendía sin envoltura y se exhibía en bomboneras de vidrio sobre mostradores de tiendas y farmacias. Esto no solo lo hacía más accesible, sino que también lo convertía en una elección económica para las familias mexicanas.
Por qué se relaciona con hoteles y moteles
El vínculo entre el “jabón chiquito” Rosa Venus y los moteles y hoteles es un aspecto interesante de su historia. Su asequibilidad y tamaño compacto llamaron la atención de los gerentes de hoteles, quienes encontraron en Rosa Venus la solución perfecta para ofrecer a sus huéspedes.
La idea era proporcionar jabones de un solo uso, evitando el desperdicio y reduciendo los costos operativos. Esta decisión dio origen a una tradición que ha perdurado hasta el día de hoy.
Así es como los viajeros, tanto de México como de otros lugares, se han encontrado con Rosa Venus en las habitaciones de hoteles durante décadas. Este jabón compacto, versátil y asequible se ha convertido en un símbolo de hospitalidad en la industria hotelera mexicana.
Además, la frase coloquial, que tiene una connotación humorística, “hueles a jabón chiquito” se ha arraigado en la cultura mexicana. Se utiliza para insinuar humorísticamente que alguien ha estado en un motel, ya que el “jabón chiquito”, también conocido como Rosa Venus, es comúnmente encontrado en estos establecimientos.
Profeco lo recomienda
Este jabón de tocador 100 por ciento mexicano, que se produce actualmente en cinco tamaños: 25g, 50g, 100g, 150g y 200g, con tres presentaciones diferentes: rosa, blanco y verbena, es recomendado ampliamente por Profeco, después de un estudio publicado en la Revista del Consumidor. Su veredicto es que es un producto chiquito, rendidor y de excelente calidad-precio.
El estudio de la Profeco proporciona información valiosa a los consumidores y ayuda a promover la transparencia y la calidad en la industria de productos de cuidado personal. Los resultados positivos de marcas como Rosa Venus respaldan su reputación como un jabón de calidad asequible y efectivo.