¿Cómo es la técnica de tres minutos que te ayuda a combatir el hambre emocional?

El sobrepeso y la obesidad son condiciones contra las que luchan una gran cantidad de personas en la sociedad actual debido a malos hábitos alimenticios; sin embargo, aunque existen muchos nutriólogos que pueden realizar planes alimenticios muy saludables para ayudar a quienes padecen este problema lo cierto es que no todo se resumen a ello.

Y es que en muchas personas el sobrepeso es consecuencia de algo que en nutrición se conoce como “hambre emocional” y que hace referencia a cuándo las personas eligen sus alimentos en relación a como se sienten emocionalmente y no al hambre que tengan.

Un ejemplo de esto es cuando comemos una pizza con helado porque nos sentimos tristes y queremos levantar nuestro animo aunque sepamos que no es lo más saludable o cuando comemos más aunque ya no tengamos la sensación de hambre porque buscamos llenar un vació.

El termino de hambre emocional es relativamente nuevo pero cada vez cobra más fuerza entre profesionales de la salud, tanto nutricionistas como psicólogos, debido a que han empezado a notar de que el sobrepeso está ampliamente relacionado a cuestiones emocionales en muchos casos.

Sobre este tema habla en su libro la nutricionista Marisa Navarro, quien resume su investigación sobre el tema en un libro titulado La alimentación emocional.

En este libro la especialista brinda algunas técnicas para ayudar a combatir esta condición entre las que se encuentra la técnica de los 3 minutos para combatir el hambre emocional la cual consiste en quedarse mirando el plato de comida durante dicho periodo de tiempo antes de empezar a comer.

La intención de mirar el plato durante 3 minutos es observar con detenimiento lo que vamos a ingerir para tratar de procesar toda la información referente al alimento, tal como color, olor, textura, tamaño y nutrientes.

El objetivo de realizar esta acción es tomar conciencia de lo que vamos a comer antes de hacerlo, es decir, no comer de manera impulsiva sino reflexionando sobre el acto de alimentarnos y de que estamos llevando algo a nuestra boca que tiene determinados efectos en nuestro organismo como puede ser el elevar nuestra glucosa o brindarnos ciertos nutrientes.

Por otro lado, el tomarnos un tiempo para mirar la comida que estamos a punto de ingerir también nos damos un tiempo para reflexionar si realmente deseamos esa comida o solo estamos tratando de lidiar con alguna emoción a través de ella. Incluso si nos damos cuenta de que es por una cuestión emocional y después de los 3 minutos decidimos aún así comerla ya se considera un avance ser consientes de la razón por la que estamos comiendo, es el primer paso.

Aunque quizá las primeras veces de aplicar está técnica pueda parecer poco efectiva, la especialista señala que si se práctica de manera habitual cada vez seremos más capaces de evitar ingerir comida poco saludable en momentos donde nos sintamos vulnerables emocionalmente.

Por otro lado, también señala que sino logramos abstenernos de comer cosas poco sanas no debemos dejar que el sentimiento de culpa nos invada pues solo nos lleva a comer más y crear un circulo vicioso. Si se logra dejar a un lado el plato al menos una vez al usar está técnica, eso ya se considera una gran ganancia, ya que combatir el hambre emocional es un proceso.

Cabe mencionar que existen otras técnicas que también se pueden usar para lidiar con el hambre emocional, entre la cuales se encuentran las siguientes:

Técnica del reposo del tenedor: para esta técnica, la doctora recomienda dejar el cubierto en la mesa entre cada bocado y no cogerlo hasta haber tragado toda la comida de la boca. De esta forma comemos de manera más lenta y consiente y le damos tiempo al cerebro para enviarlos la señal de saciedad.

Técnica del descanso al comer: esta técnica se trata de realizar uno o varios descansos a la hora de la comida con el objetivo de dar más tiempo a este proceso.

Como es posible ver las técnicas son similares y lo que hacen en invitarnos a darle descansos al cerebro para hacernos conscientes del acto de comer, lo que puede ayudar a no hacerlo de manera tan impulsiva.