Dónde está la barra de oro que hizo Hernán Cortés con joyas de Moctezuma

A su llegada a Tenochtitlan, Hernán Cortés esperaba llevarse a España un gran tesoro, pues estaba seguro de que en el lugar al que llegaría estaría lleno de oro; sin embargo, en realidad sólo encontró algunas joyas, en su mayoría utilizadas por Moctezuma o resguardadas en sus palacios.

Ya que una de sus tareas sí era llevar un gran motín a los reyes, el conquistador decidió que de todo lo que había encontrado en el Palacio de Axayácatl (lugar donde el tlatoani le dio asilo en Tenochtitlan) y que él creía que era el Tesoro de Moctezuma, lo juntaría y lo fundaría para convertirlo en lingotes, por poco que fuera.

Se dio a la tarea de ordenar a orfebres que le quitaran a todos los accesorios, atavíos, escudos y decoraciones lo que tuvieran de oro, destruyendo los plumajes o tirando las piedras que los mexicas consideraban preciosas.

Junto una importante cantidad de oro y toda la fundió, de esto resultaron varias barras de oro, que serían divididas entre parte de las tropas de Cortés, él y la corona española, pero el destino de este metal se convirtió en un misterio debido a que Cuauhtémoc intentó deshacerse de él y lo habría aventado a la laguna.

Las barras o tejos de oro medían aproximadamente tres dedos de ancho, según las descripciones que plasmó Bernal Díaz de Castillo en Historia verdadera de la conquista de la Nueva España sobre este tesoro y eran varias, todas juntas habrían desaparecido.

Fue cuando el 30 de junio de 1520 que el conquistador y su gente intentaron huir de Tenochtitlan con el llamado Tesoro de Moctezuma, pero no lo lograron por el actuar de Cuauhtémoc.

A la derrota de los españoles por los mexicas, el 13 de agosto de 1521, el entonces tlatoani fue capturado y torturado para que confesara en dónde estaba el motín con el que planeaban regresar a España, pero él sólo dijo que lo arrojó al agua.

Por años se desconoció el paradero del oro, de hecho, hasta hoy la mayoría se encuentra desaparecida ya que se sabe que nunca llegó a España ni a otro país de Europa, ni siquiera lo pudieron poner en los botes que regresaron a los reyes.

El 31 de marzo de 1981, mientras que se estaban desarrollando las excavaciones para realizar el Bancen, justo al lado de la Alameda Central, que un grupo de trabajadores hallaron una pequeña barra de oro a más de 4 metros de profundidad.

La pieza pasó a manos de arqueólogos que inmediatamente comenzaron a analizarla, ya pensando que podría tratarse de una obra creada durante la conquista de México.

Hoy se sabe que la barra de oro sí es del Tesoro de Moctezuma y, debido a su gran importancia, se conserva en la sala 8 del Museo Nacional de Antropología.

Desde que se halló la barra y hasta el 2020 se realizaron diferentes análisis para que confirmar que fue, como narraron tantos conquistadores en su momento, era parte del oro que Cortés se robó del Palacio de Axayácatl y mandó fundir poco antes de intentar huir de Tenochtitlan.

Según informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), realizaron un estudio de rayos X fluorescentes que determinó que su fundición fue entre 1519 y 1520, lo que coincide con los años en que Hernán juntó todo el oro que encontró y lo puso a fuego para unirlo.

Aunado a esto, la descripción de Díaz del Castillo escribió en su reporte a la corona, pues mide 5.4 cm de ancho, lo que serían 3 dedos.