En Tarecuato, Michoacán, se cree que los difuntos regresan también en forma de avispas, por eso los jóvenes suelen dejar panales en los altares de Día de Muertos a manera de trueque: si tienen miel pueden tomar a cambio algunas frutas, maíz o hasta una botella de alcohol que esté ofrendada; quizá por ello 10 jóvenes salieron la tarde del 31 de octubre de 2021 a buscarlos, los acompañaba un adulto, pero ninguno regresó con vida.
Cómo cada año los habitantes de Tarecuato alistaron los preparativos para recibir a sus difuntos: las flores de cempasúchil, los panales de abejas, los inciensos y las ofrendas conviven con los rostros pintados de calaveras, los rasgueos de unas guitarras en la plaza central y las exigencias de justicia de las familias que hace dos años recibieron la noticia de una masacre que cobró la vida de 11 personas. “No hay nada que celebrar”.
Era el 31 de octubre de 2021 -día en que la tradición dice que las almas de los niños no bautizados vienen al mundo de los vivos- cuando 10 adolescentes y un adulto salieron como cada mañana a recolectar aguacate pero ya no volvieron a sus hogares.
Después de su trabajo el grupo decidió ir por panales de abejas a un predio conocido como Los Lavaderos; sin embargo, mientras estaban ahí para recoger los que serían parte de las ofrendas, civiles armados les dispararon desde un cerro cercano.
Una vez heridos, los 10 jóvenes y la persona adulta fueron torturados, les dieron el “tiro de gracia” y abandonaron sus cuerpos junto a una camioneta y una bicicleta.
Hoy las fotos de las 11 personas asesinadas el 31 de octubre de 2021 en Tarecuato figuran en las ofrendas por el Día de Muertos, pero también lo hacen en los brazos de sus familiares que exigen justicia y castigo a los responsables; además le recriminan al gobernador Alfredo Ramírez Bedolla que “celebre” una de las tradiciones más emblemáticas en México y se olvide de “los otros muertos”, los asesinados a manos del crimen organizado.
Los muertos de Michoacán
Desde que el gobernador Ramírez Bedolla llegó al gobierno de Michoacán se cuentan 5 mil 872 víctimas de homicidio en la entidad, según fuentes federales; muchos de ellos asesinados por los grupos criminales que se disputan el control del estado: el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), La Familia Michoacana y Los Viagras entre los más sangrientos.
Debido a la presencia de estos grupos criminales una de las teorías que se difundió tras la masacre de Tarecuato fue que los 10 jóvenes y el adulto ingresaron sin saberlo al territorio de uno de los cárteles que tienen bajo fuego a la zona colindante con el estado de Jalisco y que después del crimen se reforzó con la presencia de militares.
Hace un año -cuando comenzaban otra vez las celebraciones del Día de Muertos- los habitantes reconocieron que la seguridad había mejorado con la instalación de una base militar en la región; empero, la justicia todavía no llegaba.
Un año después los familiares de las 11 víctimas de la masacre de Tarecuato le recuerdan al gobernador Ramírez Bedolla que ellos “no olvidan. El gobierno sí y presumen el Día de Muertos como si en Michoacán hubiera algo que celebrar. No ven o no quieren ver a nuestros muertos”, señaló la madre de un joven asesinado a La Silla Rota.
También recriminó que el gobernador ande en bailes, fiestas lujosas y en el Gran Premio de la Ciudad de México mientras en Michoacán siguen exigiendo justicia: “Que no se le olvide que también son sus muertos, sus paisanos”.
“No hay nada que celebrar”, vuelven a gritar por segundo año consecutivo los familiares de las 11 personas torturadas y asesinadas en Tarecuato mientras colocan sus fotografías en los altares del Día de Muertos que cubren con flores de cempasúchil y panales de abejas el lugar donde hace dos años los asesinaron y hoy se erige un memorial para recordar a sólo 11 de las miles de víctimas que ha cobrado el crimen organizado en Michoacán.