A casi una semana de que el poderoso Huracán Otis arrasara con todo lo que encontró a su paso en Acapulco, continúan las críticas por la respuesta del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, sobre todo porque las actualizaciones sobre el desastre han llegado a cuentagotas y porque el propio mandatario se ha concentrado más en denostar a la prensa que a informar.
En este tenor va la columna que el periodista Raymundo Riva Palacio publica este lunes en El Financiero, en la cual señala cómo el presidente y su gabinete minimizaron el impacto de Otis en nuestro país, pues desestimaron la información que publicaba en Centro Nacional de Huracanes (CNH) de Estados Unidos -que está en constante comunicación con el Meteorológico Nacional- la cual advertía de su letalidad 12 horas antes del inminente impacto en tierra.
“A poco más de nueve horas que entrara al puerto, ya había sido considerado ‘extremadamente peligroso’”, señala el comunicador, quien afirma que AMLO se desconectó por completo de la trayectoria del ciclón, pese a que éste asegura que sí informó sobre el riesgo, con un mensaje publicado el martes 24 de octubre en X, a las 20:25 de la noche, unas cuatro horas antes del impacto en Acapulco. “A esa hora, todo era inútil por extemporáneo”, reprocha Riva Palacio.
La columna se titula “¿Durmió bien, señor Presidente?”, en alusión a que después de la única publicación en X, hecha por el vocero Jesús Ramírez Cuevas, no se volvió a saber del presidente sino hasta La Mañanera del miércoles, casi siete horas después de que Otis tocó tierra como Categoría 5 en el puerto de Acapulco.
“Minimizaron las alertas tempranas y vieron a Otis como algo natural, no extraordinario (...) Laura Velázquez, coordinadora nacional de Protección Civil, debió haber advertido al presidente en lo que se estaba convirtiendo Otis, pero nunca sonó las alarmas en el gobierno pese a las banderas rojas que levantó el CNH”, apunta la columna.
Tan no se atendieron esas “banderas rojas”, que unas cinco horas antes fue inaugurada la Convención Internacional Minera en Punta Diamante, mientras que la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, supuestamente se encontraba en la Riviera Nayarita, y se vio obligada a volver en una aeronave de la Marina.
“Ninguno de sus antecesores se fue a dormir y dejó la emergencia”
Raymundo Riva Palacio también critica severamente el hecho de que Andrés Manuel López Obrador presuma la aplicación preventiva de los planes DN-III-E y Marina, pues estos se activan una vez que pasó la tragedia. “Lo cierto es que no hizo nada de lo que hicieron sus antecesores en situaciones similares”, añade el columnista.
Y a partir de ahí viene una comparativa de la respuesta de gobiernos anteriores en desastres naturales. Sin defender a ninguna administración en particular, el periodista recordó que cuando el Huracán Odile golpeó Baja California Sur en 2014, Enrique Peña Nieto ordenó de inmediato que parte de su gabinete se fuera a vivir temporalmente a Los Cabos para atender la emergencia, todos ellos coordinados por la entonces secretaria de Turismo, Claudia Ruiz Massieu.
Ernesto Zedillo hizo algo similar en 1997, cuando el Huracán Paulina devastó Guerrero, pues exigió que se restableciera la electricidad y pidió ayuda urgente para compensar la perdida de los medios de subsistencia. Sobre los dos gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón, Riva Palacio no menciona nada en su columna, aunque sí destaca la pronta actuación de Miguel de la Madrid en el terremoto de 1985 y la de Peña Nieto en los de 2017.
Ante este panorama, Riva Palacio asegura que el presidente se ha victimizado, denostando a la prensa, en lugar de atender la emergencia: “Tiene a su gabinete más ocupado en preparar reportes y enlaces para sus clips y mañaneras que atender íntegramente la crisis (...) Otis fue un huracán atípico que a cualquier gobierno hubiera rebasado. La diferencia entre López Obrador y sus antecesores es que ninguno se fue a dormir y dejó la emergencia al garete”.
Y finaliza diciendo que los anteriores presidentes al menos tenían un equipo de profesionales que se viajó a los epicentros de la tragedia a diferencia del actual gobierno, cuyos integrantes del gabinete “podrían llegar a ser acusados de homicidio culposo por omisión de responsabilidades”.