Dámaso López Serrano, mejor conocido en el mundo del narcotráfico como ‘El Mini Lic’, tuvo una particular cercanía con importantes figuras del Cártel de Sinaloa desde su juventud.
En 2001, cuando tenía sólo 14 años, su padre Dámaso López Núñez aprovechó su posición como subdirector de seguridad en el penal de Puente Grande para posibilitar la primera fuga de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán de prisión.
Durante una entrevista que ‘El Mini Lic’ le concedió al periodista Luis Chaparro, recordó aquel acontecimiento como el parteaguas que modificó el rumbo de su vida para siempre.
Los nexos de su familia con el Cártel de Sinaloa no eran algo nuevo, pues López Núñez, ‘El Licenciado’, ya había sido identificado como colaborador de Ismael ‘El Mayo’ Zambada en Culiacán.
Además, su abuelo Dámaso López García —electo como síndico de Eldorado en 2007— fue señalado por presuntos vínculos con el crimen organizado en 2008, cuando el Ejército aseguró un rancho de seis hectáreas a su nombre, así como una lujosa residencia. En septiembre de ese mismo año, murió de un infarto.
Pese al reconocimiento que su familia ya tenía en Culiacán, la complicidad de ‘El Licenciado’ en el escape del ‘Chapo’ tuvo implicaciones aún más serias. Su cercanía con el capo ya se había hecho pública para todo el país.
Por tal motivo, López Serrano tuvo que renunciar, desde su juventud, a uno de sus más grandes sueños: ser piloto de avión.
“Mi padre, al ser comandante en la Policía Judicial, a veces me llevaba a la escuela en la patrulla. Una vez me llevó a dar un paseo en un helicóptero de la Policía y fui la envidia de toda la primaria”, narra ‘El Mini Lic’ en su conversación con Chaparro.
López Serrano, en su adolescencia, comenzó a practicar para conducir aviones, pero cuando llegó el momento de solicitar formalmente su licencia de piloto ante las autoridades en la base militar, su padre se lo negó debido al riesgo que esto representaba para él.
‘El Licenciado’ trató de convencerlo de aceptar su dinero para poner en marcha un restaurante o un bar con la condición de que hubiera alguien más al frente del negocio, nuevamente, para no exponerse.
“Quería sostener algo con mis propios pies, hacer algo que fuera realmente mío y levantarlo desde abajo”, confesó. Fue así que decidió tomar el camino de traficar cargamentos de cocaína para el cártel y, poco a poco, se convirtió en uno de los principales operadores de la organización.