En 2017, Dámaso López Serrano, alias ‘El Mini Lic’, se convirtió en el miembro de mayor rango dentro del Cártel de Sinaloa en entregarse a las autoridades de Estados Unidos. Desde ese entonces, ha sido una de las figuras clave en las investigaciones contra la organización delictiva.
Recientemente, el periodista Luis Chaparro publicó en Proceso una inédita entrevista con este exlíder criminal que, entre otras cosas, reveló cómo fue su ascenso en el cártel.
Desde su juventud, López Serrano tuvo una particular cercanía con Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán debido a que su padre, Dámaso López Núñez, alias ‘El Licenciado’, era uno de sus hombres de confianza.
Además, ‘El Mini Lic’ desarrolló una gran amistad con Édgar Guzmán López, alias ‘El Moreno’, hijo mayor del ‘Chapo’ acribillado en Culiacán en mayo de 2008.
[Édgar] era de mis mejores amigos, nos llevábamos muy muy bien, entonces creo que ‘El Chapo’ vio algo de Édgar en mí”, contó López Serrano en la entrevista con Chaparro.
La convivencia entre “El Mini Lic” y el capo se fortaleció en 2009, cuando ‘El Chapo’ utilizó varias propiedades de los Dámaso López en Sonora para esconderse. Viajaba sin escoltas e iba únicamente acompañado de Emma Coronel, un ayudante y sus cocineras.
“Platicaba mucho conmigo y me preguntaba mucho por Édgar [...] Él sabía de mi relación con Édgar y sabía que Édgar apreciaba y miraba a mi papá como su padre, porque Édgar lo decía: ‘Mi papá en la sierra es El Chapo, pero aquí en Culiacán es el Licenciado’”, narró ‘El Mini Lic’.
En Sonora, López Serrano le pidió al ‘Chapo’ que fuera su padrino de boda y él aceptó. Con el paso de los años, esto fortaleció aún más su vínculo. El máximo líder del cártel acudía, sin falta, a las fiestas y eventos del ‘Mini Lic’, lo que lo hizo acreedor al apodo de ‘El ahijado consentido’.
“Cuando todo estaba bien, me defendió mucho de personas que hablaban de mí, siempre ‘El Chapo’ me defendía inmediatamente, él abogaba por mí”.
Como podía anticiparse, la cercanía con las altas cúpulas del poder en el cártel vino acompañada de encargos cada vez más relevantes para el negocio criminal.
“Mi padre cada vez me delegaba más responsabilidades, una tras otra [...] Lo primero que hice fue esconder dinero en cajas fuertes en distintas casas en Culiacán”, recordó ‘El Mini Lic’ al exponer sus inicios como miembro de alto rango en el Cártel de Sinaloa aproximadamente en 2007, a los 19 años.
A partir de ahí, Dámaso le pidió a su padre autorización para coordinar los cargamentos de droga en Culiacán y, ya con esa experiencia, ‘El Licenciado’ lo designó como responsable de las operaciones en Estados Unidos. “Cada vez podía confiar en mí porque en cuestión de negocios siempre le hablé claro y con la verdad”, sostuvo ‘El Mini Lic’ en la conversación con el periodista.
Tras el estallido de “la guerra” —como él la llama— entre el Cártel de Sinaloa y la facción de los Beltrán Leyva, los jefes aliados al ‘Chapo’ se vieron forzados a incrementar su protección.
“Tenía mi grupo de escoltas y a como iban creciendo los problemas tenía que contratar más gente. Punteros, pistoleros para mí, entonces ya creé mi grupo armado. [Primero] eran mis escoltas y luego ya era mi grupo armado”.
El siguiente paso de ‘El Mini Lic’ como operador criminal llegó con la instalación y coordinación de narcolaboratorios. “Nos llegaban muchos precursores químicos y había que hacer dinero, entonces uno se movía y hay que buscar con un amigo, cocineros, lugares, por aquí por allá”, señaló.
De esta manera, López Serrano dejó de ser sólo un ahijado consentido del ‘Chapo’ a uno de los principales jefes que consolidó la incursión del Cártel de Sinaloa en el negocio de las drogas sintéticas.