El pasado lunes, se dio a conocer que el secretario de Seguridad y el director de la policía de Coyuca de Benítez, en Guerrero, junto a 11 agentes, fueron asesinados en la comuniad del Papayo.
Mientras esto ocurría, Evelyn Salgado, gobernadora de ese estado, se retrataba feliz con gobernadores de Morena, partido al que pertenece, para seguir “impulsando una agenda de trabajo centrada en el bienestar del pueblo”.
Un poco más tarde, el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) diría que el caso ya se estaba atendiendo, en escasos minutos que dedicó al tema en su conferencia de prensa mañanera del pasado martes.
Sobre este tema habla el periodista Héctor de Mauleón en su columna En tercera persona de este miércoles, titulada Evelyn Salgado y el colpaso de Guerrero.
En ella, el periodista y escritor explica que los funcionarios, sus escoltas y los agentes municipales habían sido atraídos a un paraje de la carretera Acapulco-Zihuatanejo por el reporte de un supuesto tiroteo.
Alfredo Alonso López, secretario de Seguridad, y Honorio Salinas Garay, director de la policía, y cuatro escoltas, fueron ejecutados por gatilleros, mientras que los siete agentes restantes, entre ellos dos mujeres, fueron esposados y conducidos a medio kilómetro del lugar. Posteriormente, sus cuerpos aparecieron bocabajo, algunos de ellos amontonados, tirados sobre la arena.
Alonso López llevaba apenas unos meses en el cargo, y había sustituido a Gabriel Borja Padilla, funcionario que el 1 de diciembre del 2022 sufrió un ataque a balazos en el tramo Bajos del Ejido, de la carretera Acapulco-Zihuatanejo.
En esa ocasión, los escoltas de Borja Padilla lograron contestar el fuego, y el chofer pudo acelerar hasta un retén militar que estaba a 2 kilómetros del lugar en el que ocurrieron los hechos. El secretario resultó herido y su vehículo presentó siete impactos de bala calibre .223 y 38 súper.
Los agentes a su cargo exigieron su destitución meses atrás, por malos tratos y nepotismo. Tras el atentado, Borja Padilla renunció al cargo y entregó una misteriosa carta en la que alegaba que había decidido “consolidar valores personales y profesionales como la honestidad y el servicio a la patria”.
Tras la masacre en El Papayo, señaló De Mauleón, el vicefiscal del estado, Gabriel Alejandro Mendoza, sostuvo que no había reportes que hicieran pensar en “una situación de amenaza a los servidores públicos del municipio”.
Además, la Fiscalía General del Estado ordenó a su personal administrativo en la región de Tierra Caliente, que no se presente a trabajar hasta nuevo aviso.
El columnista señala que no hay violencia comparable a la que hoy sacude al estado de Guerrero, y ejemplifica con otros actos similares ocurridos en la región, entre ellos, el asesinato del delegado de la Fiscalía General de la República en el estado, en septiembre pasado en las puertas de su oficina.
Recuerda que, tres días antes, un comando había sacado de su propia casa al recién nombrado fiscal regional en Tierra Caliente, el teniente coronel Víctor Manuel Salas, cuyo cuerpo apareció cinco horas más tarde con 50 impactos de bala en la carretera Coyuca de Catalán-Zirándaro.
También en septiembre ejecutaron en Iguala a un primo político de Evelyn Salgado; antes, habían ejecutado en la Autopista del Sol al empresario José Fuentes Brito, tío de Rubén Hernández Fuentes, pareja sentimental de la gobernadora, quien a su vez es su jefe de oficina.
Alonso López, exsecretario asesinado el lunes, también era cercano a la gobernadora, pues fue familiar de Joaquín Alonso Piedra, expareja de Evelyn Salgado e hijo de Joaquín Alonso Piedra, El Abulón, acusado de lavar dinero para la organización Beltrán Leyva.
“Guerrero está cada vez más desgarrado por la violencia y cada vez es más dramática la situación que se vive en sus ciudades y sus comunidades. Al mismo tiempo, cada vez es más inobjetable el avance criminal, y cada vez se hace más claro el contubernio de sus autoridades”, concluye.