En punto de las 00:25 horas del miércoles 25 de octubre, el huracán Otis tocó tierra como ciclón de categoría 5 ―el más alto en la escala Saffir-Simpson― en Acapulco, en el estado de Guerrero.
Con vientos máximos sostenidos de 270 kilómetros por hora y rachas de 330 km/h, el ciclón se adelantó cuatro horas al pronóstico que tenía la Comisión Nacional del Agua (Conagua) a través del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), quienes apuntaban que el fenómeno tocaría tierra entre las cuatro y seis de la mañana.
La Conagua alertó acerca de que Acapulco, Coyuca de Benítez y San Marcos serían los cuadrantes que más resentirían los efectos del ciclón, situación que quedó confirmado con videos que fueron compartidos en las redes sociales y que dejaron ver la fuerza del huracán.
Además, las autoridades mantienen zona de prevención y vigilancia desde Punta Maldonado hasta Zihuatanejo, Guerrero, y zona de prevención y vigilancia por efectos de tormenta tropical desde Lagunas de Chacahua, Oaxaca, hasta Punta Maldonado, Guerrero.
El martes Otis sorprendió al convertirse en un huracán poderoso, aumentando rápidamente su categoría y alcanzando el máximo posible en cuestión de horas. Al mediodía del martes era sólo una tormenta tropical y a las 22:00 horas ya era un huracán de categoría 5. Se prevé que este fenómeno pierda fuerza rápidamente una vez que siga avanzando sobre territorio mexicano, pues Guerrero posee una geografía montañosa.
Previo a la llegada del fenómeno, en Acapulco y otras zonas de impacto se realizaron cortes preventivos de energía eléctrica, por lo que el puerto quedó sumido en la oscuridad. Asimismo, los vientos de Otis y una intensa lluvia inundaron la zona costera.
También quienes salían a las calles corrían el peligro de ser tumbados por los fuertes vientos ocasionados por el ciclón. En un video se ve cómo dos personas caminan agarradas una de la otra para evitar caerse, no obstante, esto no es suficiente y tienen que detenerse un segundo para poder tomar fuerzas y seguir el camino a un lugar seguro.
Quienes se encontraban internados en los hospitales tuvieron que ser evacuados por el personal médico a los pasillos de los nosocomios ante el peligro de ventanas rotas, sin embargo, los efectos aún se hacían presentes. En un clip compartido en X se puede ver cómo los letreros y las lámparas del hospital son movidos bruscamente, poniendo en riesgo a los pacientes, doctores y enfermeras. En las imágenes incluso se aprecia cómo las mismas sábanas de las camillas corrían el peligro de salir disparadas.
El titular de Protección Civil de Guerrero, Roberto Arroyo, incluso reconoció que el huracán los tomó por sorpresa, pues se esperaba que éste sólo llegara a ser de categoría 1.
Ante el riesgo, de manera rápida los habitantes del puerto de Acapulco comenzaron a hacer compras de agua y alimentos, al tiempo que protegían sus ventanas con madera y cintas adhesivas.
Los hoteles, que están al 50% de ocupación, también tomaron sus precauciones y el Gobierno de Evelyn Salgado Pineda habilitó más de 500 albergues para pobladores que viven en zona de riesgo.
En otro clip publicado en redes sociales se aprecia el momento en el que unas personas que buscaban resguardarse en un albergue no podían descender por la fuerza del ciclón.
Otro de los puntos en donde se pudo ver la destrucción que dejó el huracán Otis fue el de la fachada de la plaza Galerías Diana, que quedó completamente destrozada por los fuertes vientos.
Por la tarde, el presidente Andrés Manuel López Obrador exhortó a la población de Guerrero a resguardarse y seguir los avisos oficiales: “Acepten trasladarse a refugios, mantenerse en lugares seguros: alejados de ríos, arroyos, barrancas y estén alerta, sin confiarse”, dijo a través de su cuenta de X.
El huracán Otis llega apenas días después del golpe de Norma en el occidente de México, donde dejó tres muertos en el estado de Sinaloa.
Otis es el decimoquinto ciclón con nombre de esta temporada en el Pacífico, donde antes se formaron Adrián, Beatriz, Calvin, Dora, Eugene, Fernanda, Greg, Hilary, Irwin, Jova, Kenneth, Lidia, Max y Norma.
De ellos, el más dañino ha sido Hilary, que en agosto dejó cuatro muertos en los estados de Baja California, Baja California Sur y Sinaloa; mientras que el doble azote de los ciclones Lidia y Max dejó cinco muertos en total en la segunda semana de octubre, uno en Nayarit, dos en Jalisco y dos en Guerrero.
El Gobierno de México pronosticó en mayo la formación de hasta 38 huracanes con nombre en la temporada de 2023, de los que cinco pueden azotar el país.
Guerrero se caracteriza por ser un estado que es fácilmente golpeado por este tipo de fenómenos meteorológicos. El 9 de octubre de 1997, Acapulco fue golpeado por el huracán Paulina, que tocó tierra en categoría 4 y que dejó más de 200 muertos. Años después, en septiembre de 2013, el huracán Manuel dejó más de un centenar de muertos y miles de daños.
Con información de la Conagua, EFE y AFP.