El Cártel de Sinaloa y el Jalisco Nueva Generación (CJNG) representan los dos principales bandos en el escenario del crimen organizado en México.
Mediante alianzas y vínculos familiares, las más altas cúpulas de cada organización se han consolidado como los objetivos prioritarios del gobierno mexicano y el estadounidense.
Sin embargo, al analizar su red de cooperación, es posible identificar algunas células delictivas que, por muy difícil que parezca, trabajan con ambos cárteles.
El estudio A social network analysis of Mexico’s dark network alliance structure, publicado en diciembre de 2022, refiere que existen al menos cuatro grupos criminales que colaboran al mismo tiempo con el CJNG y con el Cártel de Sinaloa.
Uno de ellos, y quizá el de mayor capacidad operativa, es el Clan Zheng, una organización originaria de China especializada en el lavado de dinero y en el tráfico de fentanilo hacia Estados Unidos.
Reportes de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) señalan que entre 2016 y 2019 el Clan Zheng habría orquestado movimientos de hasta 50 millones de pesos a través de siete empresas fantasma, desde una comercializadora de prendas de vestir hasta una clínica veterinaria.
Este clan “representa una función esencial para ambos cárteles que posiblemente sería difícil de reemplazar. En este sentido, la violencia contra este grupo por cualquiera de las organizaciones sería un golpe para los dos”, señala el artículo.
Otro bando que ha trabajado al igual con el CJNG y los de Sinaloa es el llamado “Esquema Gan”, una red de lavado de dinero encabezada por Gan Xianbing que recibía ingresos de los cárteles en Chicago, los transfería a cuentas bancarias de China y lo enviaba de regreso a México.
Y aunque Gan Xianbing y sus dos principales colaboradores —Pan Haiping y Long Huanxin— ya están bajo custodia de las autoridades de EEUU, se desconoce si los tentáculos de este esquema seguirían blanqueando activos del narco.
El tercer aliado compartido entre ambos cárteles es el llamado Cártel del Poniente, o Cártel de la Laguna, una escisión del Cártel de Sinaloa nacida en Torreón a finales de 2011.
El análisis incluido en el artículo detalla que este grupo está dedicado, principalmente, al tráfico de armas y drogas, así como a la extorsión. El territorio en donde se asentó era la zona media de conflicto entre el CDS y Los Zetas, cuando estos tenían una fuerte presencia en casi todo Coahuila.
Finalmente, los autores del artículo sostienen que el brazo armado de Los Erres, ubicado en Tijuana, sería el último bando que trabaja al mismo tiempo para los dos grandes cárteles del país.
La explicación de esto sería que, ante el debilitamiento del Cártel de los Arellano Félix, el CJNG y los de Sinaloa establecieron vínculos para adentrarse en el corredor de Tijuana para exportar droga a EEUU.
Y aunque ambas organizaciones anunciaron una ruptura total en 2013, Los Erres podrían ser un remanente de las células que permanecieron neutrales en la región para el trasiego de armamento y narcóticos.