En septiembre pasado, la revista Science sorprendió al publicar un estudio con el que afirma que el crimen organizado ya es el quinto empleador más grande de México, por delante de varias empresas trasnacionales.
Y es que, con la falta de oportunidades y bajos salarios en el país, cerca de 175 mil mexicanos decidieron formar parte de estas organizaciones delictivas, entre ellas los cárteles del narcotráfico.
Según el estudio, los que más reclutan son el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), con el 17.5% de este total; el Cártel de Sinaloa, con el 8.9%; la Nueva Familia Michoacana, con el 6.2%; el Noreste, con el 4.5%; y la Unión Tepito, con el 3.5 por ciento. El 59% restante se lo reparten los demás cárteles y células que oscilan en 200 grupos.
Esto explicaría porqué México es el país donde más flujos financieros ilícitos corren cada año, superando a Afganistán, Bangladesh, Colombia, Ecuador, Maldivas, Myanmar, Nepal y Perú, de acuerdo con un informe de agosto pasado del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Si bien ahí se lanzó una cifra de ganancias, esta se limita únicamente al tráfico de drogas ilegales, teniendo como principal destinatario los mercados de altos ingresos, principalmente Estados Unidos y varios países de la Unión Europea y Asia.
Pero los cárteles también cuentan con “negocios” a nivel doméstico: narcomenudeo, secuestros, extorsión, tráfico de migrantes, trata de personas, entre otros, aunque de ello no hay cálculos oficiales.
En 2018, una investigación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) señaló que la industria criminal genera cada año ingresos brutos por un estimado de 600 mil millones de pesos; es decir, aproximadamente 33 mil 165 millones de dólares (USD).
Esta cifra representa un PIB mayor al de algunas islas caribeñas como Haití (USD 20,94 miles de millones), Jamaica (14,66 miles de millones) y Bahamas (11,21 miles de millones).
Suficiente para comprar impunidad
El tráfico de heroína, cocaína, metanfetamina y ahora fentanilo es la principal fuente de ingresos de dichos cárteles, pues en EEUU hay más de 24 millones de personas que consumen estas drogas. La ONU estima que al año obtienen ganancias en promedio de USD 12 mil 84 millones.
Sin embargo, el negocio no está en sí en la producción, sino en el trasiego, por lo que establecieron alianzas con narcos de Colombia y Perú, donde sale el 90% de la cocaína que llega a los estadounidenses, a través de medios marítimos y aéreos.
Carlos Antonio Flores Pérez, investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), señaló en entrevista a Contralínea que con estas ganancias los cárteles compran arsenales iguales o más potentes que los que se emplean en su combate, casas de seguridad y corromper a policías, políticos y jueces; todo el andamiaje necesario para continuar delinquiendo.
Lo anterior es la razón por la que las estrategias antinarcóticos de los gobiernos de los ex presidentes Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y de Andrés Manuel López Obrador han fracasado.
“Por la negativa del propio gobierno a romper la impunidad que gozan grupos de poder vinculados a la delincuencia organizada y por mantener intocado su patrimonio”, subrayó.
Especialistas en lavar dinero
Y si se le añade que la mayoría de las transacciones se hacen en efectivo, el lavado de dinero se vuelve en sí mismo otro gran negocio. Cárteles como el de Sinaloa se han vuelto especialistas en esta actividad, usando una variedad de métodos.
En agosto pasado un informe de la asociación mexicana Signos Vitales reveló que unos 4 mil 400 millones de dólares, el 7.6% de las remesas enviadas de Estados Unidos a México en 2022, podrían proceder del crimen organizado.
La alarma saltó cuando el sistema financiero de EEUU detectó que estados con poca población mexicana como Minnesota, Tennessee, Utah o Idaho tuvieron un notable protagonismo en el envío de remesas, sólo por debajo de California y Texas que, al estar en la frontera sur, tradicionalmente han acogido a más migrantes.
El informe también agregó que hay localidades en Sinaloa que recibieron más transferencias en dólares cada mes que el número de hogares que la integran.
Por su parte, Reuters informó que los cárteles utilizan un ejército de civiles reclutados para ayudar a trasladar las ganancias ilícitas de la droga obtenidas en EEUU.
Mediante WhatsApp, se les avisa del envío de una remesa (no más de ocho mil dólares), que deben retirar y cruzar la ciudad para depositar en cuentas de dos bancos diferentes. Cada vez que hacen esta actividad los civiles llegan a obtener hasta 230 dólares; es decir, 4 mil 161 pesos.
Asimismo, recurren al intercambio de criptomonedas, que es poco regulado; pero eso motivo de investigación de otra entrega.