Los niños del narco: reclutas y víctimas de la violencia en México

A los 15 años Alberto ya había ascendido en la organización criminal para la que trabajaba; pasó de vigilar en lo alto de un cerro -con un café en bolsa, un lonche, un radio y su arma larga- a manejar su propio auto para vender mercancía (drogas) junto a otros tres adolescentes. Todos fuertemente armados y con chalecos blindados.

Hasta el año 2020 la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) estimó entre 30 y 40 mil el número total de niños, niñas y adolescentes reclutados por el crimen organizado; y aunque el gobierno mexicano se comprometió a implementar un programa de detención y prevención, a la fecha la cifra total es incierta.

Esta semana se produjeron las detenciones de tres menores de edad tras enfrentamientos a balazos con agentes de seguridad. El primero de ellos ocurrió en el Estado de México, donde una niña de 14 años y un joven de 19 fueron detenidos con un arsenal bélico y equipo táctico grabado con las insignias de La Familia Michoacana.

Al caso de la “niña narco” lo acompañó la muerte de Daleyni Jakeline, una pequeña de tres años de edad que se hizo viral en redes sociales por su fanatismo a Peso Pluma, pero que fue asesinada por integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) mientras caminaba junto a sus abuelos por las calles de Teocaltiche.

Y es que las infancias en México no sólo son víctima de reclutamiento y reclutamiento forzado; de enero a agosto de 2023 se contabilizaron 605 homicidios dolosos de niñas, niños y adolescentes en el país (105 mujeres y 500 hombres).

El caso de Daleyni se suma a los 451 asesinatos de personas entre 0 y 17 años que murieron por arma de fuego; la niña fan de Peso Pluma cayó junto a su abuelo también muerto a fuera de una tienda de abarrotes después de que sicarios del CJNG dispararan contra civiles desde una camioneta en movimiento.

Hay niños que inician desde los 12 y 13 años como sicarios: “se vuelven muy sanguinarios a muy temprana edad”, dice Alberto y confiesa que ganar 600 y hasta mil 800 pesos al día para un niño como halcón, vendedor de droga o robando combustible en los ductos de Pemex es una “nueva oportunidad de vida (y) yo quería ser un chingón, que me respetaran”.

Después del arresto de la niña de La Familia Michoacana, este viernes se produjo un enfrentamiento entre criminales y policías de Guadalajara; aunque no se reportaron personas heridas, el parte de las autoridades confirmó la detención de nueve personas, entre ellas dos menores de edad.

En Jalisco -casa del CJNG- el caso de los cinco jóvenes desaparecidos en Lagos de Moreno destapó el reclutamiento del crimen organizado a las infancias de la región; expertos en seguridad afirman que en el estado existen “campos de entrenamiento y reclutamiento” similar al usado por los Zetas donde se presume que entregaban machetes, palos y martillos a un grupo de jóvenes, los ponían a pelear entre ellos y quien quedaba vivo era “digno” miembro de sus filas.

Alberto llegó a vender hasta 100 mil litros de combustible diarios; confiesa que les llevaba dinero a militares y federales. Ganaba hasta 50 mil pesos pero todo “lo mandaba a la capa de ozono: me lo fumaba”.

Según un informe publicado en la Gaceta de la UNAM el número de infantes y adolescentes en situación de vulnerabilidad supero los 4 millones; de ellos entre 145 mil y 250 mil corren el riesgo de ser reclutados por el crimen organizado; mientras que la cifra real “trabajando” para los cárteles de la droga podría alcanzar los 460 mil.

Aunque ser halcón es una de las actividades más recurrentes para esta población, también son utilizados para extorsionar, cobro de piso, sicarios y venta de droga.

Apenas en el estado de Morelos, la presidenta del Tribunal Unitario de Justicia Penal para Adolescentes, Adriana Pineda Fernández, aseguró que los cárteles están reclutando a adolescentes en primarias y secundarias para que vendan droga a sus compañeros; en lo que va del año suman 53 detenciones de jóvenes por narcomenudeo: “Se las entregan los adultos para que ellos las vendan, a veces son sus propios padres”.

Alberto ya tiene 24 años, es amante del futbol, de la música, quiere escribir un libro y ser una muestra de que ser joven en el país no tiene que ser sinónimo de muerte o cárcel; él fue detenido a sus 17 años y juzgado por los delitos de homicidio y delincuencia organizada.

Según el Observatorio Nacional Ciudadano, la mayoría de los jóvenes en situación vulnerable tienen una o más carencias: no asisten a la escuela, viven en regiones violentas, con falta de oportunidades de empleo y ven en el dinero y en los grupos armados una aspiración para deshacerse de la desigualdad en la que viven.

Actualmente Guanajuato es el estado del país más violento para las infancias, 72 niñas y niños fueron asesinados en los primeros ocho meses del año.

“Mi hermano (mejor amigo) me pidió trabajo y yo lo metí y cuando entró lo mataron. Sentí que había tenido la culpa”, narró el joven reclutado por el narco a la Redim.