Entre petroglifos y una cueva: los desconocidos tesoros del Bosque de Chapultepec

Este lugar fue ocupado por los mexicas, quienes lo adoraban por ser puerta al inframundo, así como también punto estratégico de la Nueva España

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En el Bosque de Chapultepec
En el Bosque de Chapultepec se encuentran las escaleras de Carlota, la cueva que es la entrada al inframundo y un grabado que ordenó Moctezuma I de su hijo (Galo Cañas/Cuartoscuro)

Chapultepec ha sido punto de reunión para las sociedades desde antes de la llegada de los españoles al territorio, por ello es que hasta hoy ahí se pueden encontrar vestigios de los mexicas, de la emperatriz Carlota e, incluso, del supuesto inframundo.

El Bosque de Chapultepec fue considerado un lugar sagrado desde antes de que los mexicas pensaran que ahí estaba el dios del agua, Tláloc, también ha sido considerado un punto estratégico por estar en un cerro y tener vista a parte de lo que hoy es la Ciudad de México.

Debido a la antigüedad de este lugar, en las últimas décadas se ha descubierto que ahí existen ruinas de lo que fue construido por los mexicas.

El petroglifo prehispánico de Moctezuma

Este grabado es una de
Este grabado es una de las únicas imágenes del tlatoani que aún quedan fuera de Tenochtitlan (INAH)

Se sabe que en lo que antes se creía que eran los Baños de Moctezuma, en realidad lo único prehispánico que hay es un estanque, el cual habría sido hecho por algún pueblo prehispánico para la recolección de agua, pero no se relaciona con el tlatoani.

También se descubrió un petroglifo del emperador de Tenochtitlan, el cual habría sido tallado por mexicas en honor a al dios Tláloc y al dios Xipe Totec (de los desollados).

Según el Instituto Nacional de Historia y Antropología (INAH), la piedra que se encuentra en la Primera Sección del Bosque de Chapultepec, habría sido labrada por orden de Moctezuma I.

Moctezuma II (Foto: INAH)
Moctezuma II (Foto: INAH)

Primero, pidió que tallaran su imagen, después la de los demás emperadores, entre ellos su hijo, Moctezuma Xocoyotzin. El único petroglifo que perdura hasta hoy es el de Moctezuma II, las demás fueron destruidas a lo largo de la conquista de los españoles.

El tlatoani en la piedra está acompañado de elementos relacionados con el agua y algunas fechas, las cuales definían la llegada de la lluvia, por eso se liga los restos con Tláloc.

Cincalco, la puerta al Mictlán en Chapultepec

También en la Primera Sección del Bosque, en lo que hoy se conoce como el Audiorama, se encuentra una de las entradas al Mictlán, en donde Moctezuma quería morir antes de la caída de Tenochtitlán.

Cincalco fue considerada por los
Cincalco fue considerada por los españoles algo similar a la puerta de su infierno, pero era un lugar sagrado del Mictlán (Facebook/Bosque de Chapultepec)

Cincalco parece ser una cueva más, pero para los mexicas era la puerta al inframundo para aquellos que se quitaban la vida. La leyenda cuenta que ahí murió Huemac, último gobernador de los toltecas, por ello que Moctezuma también quisiera terminar sus días ahí, ahorcándose.

Se desconoce por qué en particular esa cueva era la entrada al Mictlán, pero se tiene registrado que el emperador estaba convencido que por ahí su alma podría pasar al más allá y exigió a diferentes comitivas convencer a Huemac que lo dejara pasar, pues ya sabía que su final sería fatídico.

Los acueductos virreinales de Santa Fe

Desde la existencia de Tenochtitlan, los pueblos buscaron la mejor forma de suministrarse de agua y decidieron construir acueductos.

No obstante, fue hasta 1507 que las construcciones fueron remodeladas por orden de Moctezuma, son de esta fase que aún se conservan vestigios prehispánicos.

La obra data de 1465
La obra data de 1465 y en ese entonces tenía más de tres kilómetros de largo (INAH)

Sin embargo, lo que hoy se consideran los acueductos de Santa Fe es lo que se construyó durante la Nueva España, hasta 1779. En total, medía 3 mil 907 metros y tenía 904 arcos.

La escalinata de la emperatriz Carlota

Durante la estadía de Carlota y Maximiliano de Habsburgo, se construyó una escalera que se encuentra “escondida” y está por fuera del Castillo. Supuestamente, esta escalinata sólo podía ser usada por la emperatriz, pues a través de estos escalones era que podía bajar y subir con toda comodidad desde su palacio hasta el bosque.

Esta escalinata se abre al
Esta escalinata se abre al público en paseos especiales organizados por el Museo Nacional de Historia (INAH)

Actualmente, la mayor parte de las escaleras están cerradas por seguridad del público, pues no todos los escalones están en buenas condiciones.

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