Así se prepara el Autódromo Hermanos Rodríguez para el Gran Premio de México

Con tan solo un par de fines de semana por delante, el Autódromo Hermanos Rodríguez, en la Ciudad de México, comienza a tomar forma para recibir a la máxima categoría del automovilismo: la Fórmula 1. La emoción se está construyendo en torno a este evento, que se llevará a cabo del 27 al 29 de octubre, y los preparativos están en pleno apogeo.

En el icónico circuito mexicano, se están llevando a cabo las tareas de instalación de todos los espacios destinados a las escuderías, tanto en el paddock como en los boxes. La meticulosa organización y coordinación son fundamentales para garantizar que todo esté listo a tiempo para la llegada de los equipos y pilotos de F1.

El circuito en sí también está en los últimos detalles de preparación, asegurando que la pista esté en óptimas condiciones para que los pilotos recorran sus 4.3 kilómetros sobre sus respectivos bólidos. La Ciudad de México ofrece uno de los trazados más emocionantes y desafiantes del calendario de la Fórmula 1, y los aficionados esperan con entusiasmo la acción que está por venir.

Además de los preparativos en la pista y las instalaciones, los oficiales de pista ya se encuentran inmersos en los ensayos y entrenamientos para garantizar la seguridad y el funcionamiento sin problemas de la carrera. La experiencia y profesionalismo de estos expertos son cruciales para el éxito de cualquier evento de Fórmula 1.

El Gran Premio de México forma parte de una serie de carreras emocionantes en el calendario de la máxima categoría, que incluye paradas en Brasil, Las Vegas y la temporada se cerrará en Abu Dhabi. La emoción y la competencia están en su punto máximo, y los fanáticos del automovilismo en México esperan con ansias disfrutar de este espectáculo deportivo de clase mundial.

La historia de México en la Fórmula 1 es una narrativa rica que se ha tejido a lo largo de décadas, desde los días de Ricardo Rodríguez hasta la era actual de Sergio Pérez. El automovilismo ha sido una pasión que ha evolucionado, pasando de ser una atracción citadina a convertirse en un evento que mantiene a todo un país pendiente de la máxima categoría del automovilismo.

En 1961, Ricardo Rodríguez, un joven piloto mexicano, hizo historia al debutar en la Fórmula 1. En un momento en el que el Gran Premio de México aún no existía, llamó la atención del legendario Enzo Ferrari, quien decidió darle la oportunidad de correr para la Scuderia Ferrari en la icónica pista italiana. Este hito convirtió a Ricardo en el piloto más joven en la historia del equipo italiano en participar en una carrera oficial de la serie.

Rodríguez irrumpió en la Fórmula 1 con una calificación espectacular, logrando un lugar en la primera fila, y demostrando un talento y agresividad que dejaron una impresión duradera. Hasta el día de hoy, sigue siendo el piloto más joven que ha competido para Ferrari en un Gran Premio, con tan solo 19 años de edad.

Su debut coincidió con un momento en que la pasión por el automovilismo ya se había arraigado en la Ciudad de México, con la inauguración del Autódromo de la Ciudad de México en 1959, que más tarde se conocería como el Autódromo Hermanos Rodríguez. La construcción de este icónico circuito fue el resultado de la visión del ingeniero civil Óscar Fernández Gómez Daza, el entusiasmo por las carreras del presidente Adolfo López Mateos y el compromiso del regente Ernesto Uruchurtu.

Un equipo viajó a Europa para observar los autódromos más destacados de la época, y al regresar, aplicó esas ideas en la creación del Autódromo, que inicialmente tenía una longitud de 5 kilómetros y presentaba similitudes con circuitos como Monza, con su larga recta y curvas características.

El legado de Ricardo Rodríguez y la celebración del Gran Premio de la Ciudad de México en 1962 contribuyeron a que la siguiente estrella mexicana, Pedro Rodríguez, debutara oficialmente en la Fórmula 1 en 1963.

El talento de Pedro en condiciones climáticas adversas y su éxito en carreras de resistencia lo convirtieron en una figura de renombre mundial, llevando el nombre de México a lo más alto de la escena automovilística global.

Desde entonces, México se consolidó como un referente en la Fórmula 1, y el Gran Premio de la Ciudad de México se celebró de 1962 a 1970 de manera continua, dejando momentos memorables como las victorias de Jim Clark, el primer triunfo de Honda con Richie Ginther y la destacada actuación de Jacky Ickx en su Ferrari.

Tras un receso, la Fórmula 1 regresó a México en 1986, y durante ese período hasta 1992, el Autódromo Hermanos Rodríguez se convirtió en un punto de referencia en la serie, con pilotos de renombre compitiendo en esta pista. La Curva Peraltada se erigía como uno de los mayores desafíos para los pilotos de la máxima categoría.

En 2011, México volvió a formar parte del campeonato de Fórmula 1, gracias al talentoso piloto tapatío Sergio Pérez. La emoción se encendió desde su debut en la serie, en el que terminó en el Top 10 a pesar de una posterior descalificación debido a una falla en el alerón. Checo revivió la pasión por el automovilismo en todo un país, convirtiéndose en un ícono para los fanáticos mexicanos.

Junto a Pérez, Esteban Gutiérrez también se unió a la Fórmula 1, debutando dos años después en el mismo equipo. Aunque su carrera como piloto titular concluyó en 2016, sigue siendo una parte fundamental de la serie, como piloto de reserva y desarrollo en el poderoso equipo Mercedes.

El evento ha sido galardonado con el premio al Mejor Gran Premio de Fórmula 1 en cinco ocasiones, un logro que difícilmente se igualará.

Hoy en día, México se mantiene como un componente vital en la Fórmula 1, tanto en pista como fuera de ella. El país continúa produciendo talentosos ingenieros que contribuyen al éxito de las escuderías más importantes de la serie. La pasión por el automovilismo en México ha evolucionado de ser una atracción citadina a convertirse en una pasión nacional, con una afición apasionada que sigue cada carrera de la máxima categoría con entusiasmo y orgullo.