Otniel Everardo Montoya era un médico urgenciólogo originario de la ciudad de Angostura, Sinaloa. Los fines de semana trabajaba en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de Guamúchil y el resto de los días laboraba en la Clínica Hospital Culiacán, donde fue asesinado durante un tiroteo.
Los hechos ocurrieron alrededor de las ocho de la noche del 28 de septiembre, cuando dos sujetos armados ingresaron al nosocomio e iniciaron una balacera que dejó un saldo de cuatro personas muertas, incluido el especialista.
Una de las primeras versiones al respecto señaló que, supuestamente, los presuntos sicarios iban en búsqueda de un civil herido —identificado como Omar Silvano “N”— para “rematarlo”.
De acuerdo con dicha narrativa, este último sujeto era custodiado al interior de la clínica por hombres armados y había sido trasladado a dicha unidad médica desde Guamúchil para ser atendido por una herida de bala en la cabeza.
Como medida de seguridad, Omar Silvano “N” fue extraído de la clínica con el apoyo de elementos de la Policía Estatal. El objetivo era trasladarlo al área de urgencias del Hospital General para continuar con su atención médica.
Según la versión oficial, ya estando en esta última institución Omar Silvano “N” habría intentado quitarle su arma de fuego a un policía, pero durante el forcejeo esta se habría disparado y le habría provocado al sujeto una herida fatal en el abdomen.
“La persona que murió cuando se trasladó al Hospital General es esa persona, la que estaba internada. Hay varias especulaciones, pero no lo puedo confirmar hasta que Fiscalía haga su trabajo, pero sí, es el que estuvo internado, eso sí”, fueron las palabras de Gerardo Mérida Sánchez, secretario de Seguridad Pública del estado.
Más allá de las posibles razones que pudieron motivar la violenta incursión de los aparentes sicarios en la clínica, miembros de la comunidad médica y la población civil de Culiacán manifestaron su indignación debido a que a Otniel Montoya le arrebataron la vida sin tener involucramiento alguno en la situación.
En este sentido, la Sociedad Sinaloense de Especialistas en Medicina de Emergencias (SSIME) A.C. realizó un comunicado dirigido al gobierno local.
“Exigimos justicia a las autoridades y nos pronunciamos ante la inseguridad que vivimos la comunidad médica (sic.)”, podía leerse en el texto compartido a través de redes sociales.
“Qué injusticia, solo te dedicabas a salvar vida y no hubo quién cuidara de la tuya; un placer haber coincidido contigo excelente ser humano, amigo, compañero de trabajo, hijo, esposo, padre”, fue otro de los mensajes que, vía Facebook, compartieron personas cercanas al médico, quien tenía dos hijas menores de edad.
Los restos del urgenciólogo fueron velados la noche del 30 de septiembre por su familia en su hogar de La Esperanza, Angostura. Ahí, lo recordaron como “un muchacho de buen corazón” y lamentaron que fuera víctima colateral de la violencia que azota al estado.