Cuando Hernán Cortés llegó a territorio mexicano en 1519, quien se habría encargado de recibirlo de la mejor forma fue Moctezuma, el entonces tlatoani de Tenochtitlán.
Entre las amenidades que el emperador le ofreció al español, le dio una habitación especial entre una de sus propiedades más importantes, el Palacio de Axayácatl, en el cual él no vivía, pero conservaba por el valor que tenía.
Aunque no fuera la residencia principal de Moctezuma, sí era un edificio grande, lleno de lujos que Cortés no había gozado hasta ese momento y, además, fue adaptado para él.
Según narró Bernal Díaz del Castillo en Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, el palacio tenía varias habitaciones, entre ellas habría una “secreta”, que fue una de las que más maravilló a los “invitados” ya que tenía joyas muy valiosas, heredadas de Moctezuma I a su hijo.
Díaz explicó que los llevaron a esa casa porque los mexicas los veían como sus dioses y les querían dar lo mejor, además de colocarlos en el lugar donde les correspondería, junto al altar de los otros seres a los que veneraban.
La habitación que le dieron a Hernán tenía “grandes estrados y salas muy entoldadas de paramentos de la tierra”, es decir, se trataba de un espacio en el que había diferentes cuartos.
Ya que Cortés era la máxima autoridad entre los españoles y el tlatoani entendía su jerarquía, también dispuso todo un patio del palacio para Hernán, en donde había una habitación de descanso llena de decoraciones.
“Le metió en el aposento y sala donde había de posar, que le tenía muy ricamente aderezada, para según su usanza”, escribió el cronista. En ese lugar, Moctezuma le habría regalado a Hernán un collar de oro, similar a uno que él usaba.
El emperador les pidió, a través de La Malinche, que se acomodaran en el palacio y descansaran.
Para las personas de confianza del conquistador, Moctezuma les ofreció camas que habrían estado en una misma pieza. En este lugar, los demás integrantes de la tropa tuvieron que acomodar todo su artillería.
El Palacio de Axayácatl, herencia de Moctezuma I
Bernal Díaz del Castillo mencionó que estaban conscientes de que ese palacio era propiedad del padre de Moctezuma II, porque él les explicó la importancia sentimental que tenía, pues así como las joyas que dejó ahí, la construcción era herencia de su papá.
Este lugar fue llamado Casas Viejas, las Casas Nuevas fueron el lugar donde residía el tlatoani, era un edificio mucho más grande que el de su papá y aún más lleno de riquezas.
Actualmente, los pocos restos que aún se conservan del Palacio de Axayácatl se encontrarían debajo del Monte de Piedad del Zócalo de la Ciudad de México.
En este lugar fue descubierto parte del piso que habría sido parte de la habitación de Hernán Cortés.
El hallazgo del Palacio de Axayácatl debajo del Monte de Piedad
En julio de 2020, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) reportó que hallaron restos de las Casas Viejas gracias a que en una excavación se encontró una habitación, la cual gracias a los registros de los conquistadores, concluyeron que fue edificada por Hernán Cortés.
Debido al sorpresivo hallazgo, los expertos realizaron excavaciones más profundas para comprender sobre qué fue construida esa recámara y, a otros tres metros de profundidad, encontraron con restos de otro edificio de época prehispánica.
Se dedujo que los vestigios pertenecían al Palacio de Axayácatl y el lugar donde fue construida la habitación de Cortés fue uno de los patios de este espacio.
Las tropas del conquistador destruyeron casi hasta los cimientos las Casas Viejas, pero aún quedan partes de dicha construcción que tienen altorrelieves que representan a Quetzalcóatl.