Tulio Hernández, exgobernador del estado de Tlaxcala y exesposo de la actriz Silvia Pinal, falleció a los 85 años de edad. El político murió en su domicilio, presuntamente durante la noche del viernes 15 de septiembre, rodeado de su familia.
Aunque las causas específicas de su fallecimiento no han sido oficialmente confirmadas, se sabe que el mandatario del PRI padecía de problemas cardíacos y pulmonares crónicos que agravaron su estado de salud en los últimos meses. También era de conocimiento público que el político había estado hospitalizado con anterioridad, aunque fue dado de alta antes de su fallecimiento.
Desde julio anterior, la condición médica del exmandatario había entrado en una fase crítica, evidenciada por una hospitalización de urgencia. El último esposo de la actriz del Cine de Oro en México sufría de Alzheimer, una enfermedad neurodegenerativa progresiva que afecta principalmente a personas mayores, aunque no es exclusiva de este grupo etario. Se caracteriza por un deterioro cognitivo que incluye pérdida de memoria, dificultades en el razonamiento y cambios en el comportamiento.
Tulio Hernández: el político que convirtió a Silvia Pinal en Primera Dama del estado de Tlaxcala
Nacido el 20 de febrero de 1938, Tulio Hernández tuvo una extensa carrera en la vida política y pública de México. Se desempeñó como gobernador de Tlaxcala de 1987 a 1993 y también tuvo un papel relevante en el PRI, el partido político al que estuvo afiliado durante muchos años.
El fallecimiento de Tulio Hernández ha generado diversas reacciones en el ámbito político y social de México, siendo recordado tanto por su trayectoria política como por su relación con Silvia Pinal, icono de la cinematografía mexicana.
La reconocida figura del cine y la televisión mexicana, asumió un rol menos explorado pero igualmente relevante como Primera Dama del estado de Tlaxcala, un periodo durante el cual estuvo casada con el entonces gobernador Tulio Hernández. Su incursión en el ámbito político y social del estado dejó una huella indiscutible en diversas iniciativas culturales y de bienestar social.
En su posición, Pinal se enfocó en fomentar las artes y la cultura, aspectos donde su experiencia previa fue un recurso invaluable. Apoyó la creación de eventos culturales, festivales y exposiciones, y su influencia fue crucial en la canalización de recursos para estos fines. Además, utilizó su plataforma para abogar por cuestiones de bienestar social, incluidos temas relacionados con la educación y la salud.
Sin embargo, su papel como Primera Dama también generó críticas y controversias. Algunos sectores cuestionaron la mezcla de su vida pública con su compromiso político, señalando la posibilidad de conflictos de interés. Pese a ello, su etapa como Primera Dama de Tlaxcala es recordada como un periodo de activismo cultural y social que, independientemente de las opiniones divididas, añadió una capa más a la multifacética carrera de esta icónica figura mexicana.