El Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro es un elemento clave para la cotidianidad en la Ciudad de México, pues su red ferroviaria de 226 kilómetros conecta a la capital con los municipios mexiquenses desde donde la población se traslada a sus centros de estudio y lugares de trabajo.
Tan sólo en 2022, este medio fue utilizado por mil 57 millones 461 mil 875 personas que, al ingresar a los vagones, depositaron su confianza en una red que opera diariamente pese a la falta de mantenimiento y atención tanto a las instalaciones como a su propio personal.
Una investigación periodística publicada en el libro Las 7 mafias chilangas: ¿Quiénes gobiernan realmente la CDMX?, coordinado por Sandra Romandía, reveló que al interior de este sistema de transporte existen varias “mafias” y la mayor de ellas es la familia de Fernando Espino Arévalo, secretario general del Sindicato de Trabajadores del Metro.
Además de su paso por el Congreso —ha sido diputado seis veces con los colores del PRI—, Espino Arévalo ha mantenido un dominio ininterrumpido al frente del sindicato durante 40 años. Llegó al máximo puesto de la organización en 1978, cumplió su primer trienio y fue reemplazado por Ariel Macías Valadez.
Sin embargo, Espino regresó a la cúpula del sindicato dos años más tarde, en 1983, y desde entonces ha mantenido un control al grado de involucrar a al menos 15 familiares en la red.
El texto escrito por Sandra Romandía reflejó que los puestos más altos al interior del organigrama —plazas de nivel 20— están asignados a su hermana Guadalupe Espino, su cuñada María Enriqueta García Villarreal y sus hijos Fernando Espino González y Mabel Espino Suárez.
Cada uno de ellos, con el cargo de “subjefe coordinador”, percibe un sueldo bruto mensual de 42 mil 990 pesos, según el trabajo periodístico.
En el siguiente nivel de salarios —plazas nivel 14—, con un ingreso mensual de 24 mil 786 pesos antes de impuestos, está el propio dirigente sindical y nueve de sus familiares: sus hijos Fernando Espino García y Mayra Espino Suárez; su pareja actual, Lorena Moreno Martínez; sus exesposas María del Carmen García Villarreal, Marina Alejandra González Sánchez y Ana María Suárez García; su sobrino Óscar Galicia Espino; y sus cuñadas Claudia Julieta García Villarreal y Estela Patricia García Villarreal.
Por debajo de ellos, en una plaza nivel 12 que le permite obtener un sueldo bruto de 20 mil 483 pesos al mes, trabaja su sobrino Erwin Iván Oliva Espino y, finalmente, con ingresos brutos de 16 mil 922 pesos cada dos quincenas, está su primo José Ambriz Espino.
En total, de acuerdo con la consignación de datos compartida por la periodista, la red familiar de Fernando Espino Arévalo recibe 457 mil 225 pesos al mes por concepto de sueldos.
Nepotismo, acoso y abandono de sus trabajadores
El citado reportaje no sólo exhibe el influyentismo con el que operan los altos mandos del sindicato del Metro, sino que muestra el desamparo a los trabajadores que no forman parte de la estructura familiar de Espino Arévalo.
Se menciona, por ejemplo, el caso de Sergio, un conductor de tren que en 2015 sufrió un accidente que le ocasionó un desprendimiento de la retina derecha. Debido a que no se le otorgaron los debidos servicios de salud, tuvo que seguir trabajando con la vista debilitada.
Aunado a ello, la investigación de Romandía señala que José Pereznegrón, colaborador cercano de Espino Arévalo y gerente del Instituto de Capacitación y Desarrollo del Metro, tiene al menos una denuncia por hostigamiento sexual en la Fiscalía de la Ciudad de México.
Josellyne, una joven de 24 años, acusó que Pereznegrón la tocaba sin su consentimiento, invadía su espacio personal y le hacía constantes “invitaciones”. Al no ceder, Josellyne fue despedida de su trabajo en el STC. “Llevar una buena relación con los superiores determinará la permanencia en un puesto”, puede leerse en un testimonio citado por la periodista.