México, el tercer país más violento para ser ambientalista: Global Witness

Defender el medio ambiente se ha convertido en una labor de alto riesgo, pues sólo en el 2022 fueron asesinados 31 ambientalistas en México, lo que lo convierte en el tercer país más peligroso para ser activista de los recursos naturales, de acuerdo con las cifras más recientes de la organización Global Witness.

Aunque México registró una disminución en comparación con los 54 homicidios de defensores de la tierra registrados en el 2021, sigue siendo uno de los países con más casos sólo por detrás de Colombia y Brasil, en donde fueron asesinados 60 y 34 activistas, respectivamente. Estos tres países concentran el 70% de los casos a nivel mundial.

La organización internacional también destacó que, pese a la baja en los casos, en México el 90% de los ataques contra activistas quedan impunes. Asimismo, en el informe publicado este 12 de septiembre Global Witness indica que la intimidación, las amenazas, el desplazamiento forzado, el acoso y la criminalización siguen siendo factores que dificultan en gran medida su trabajo.

La organización internacional ―que lanza su recuento anualmente― precisó que de los 31 activistas asesinados en México el año pasado al menos 16 personas eran indígenas, mientras que cuatro eran abogados.

En la lista de los 31 ambientalistas asesinados el año pasado en México se inscribieron los nombres de: Antonio de la Cruz, Cynthia de la Cruz, Noé Godínez Arredondo, Francisco Vázquez Domínguez, Filogonio Martínez Merino, Patricia Rivera Reyes, Iván Merino Flores, Héctor Soto Rodríguez, Luis Donato Ortiz, Humberto Valdovinos Fuentes.

Alberto Morales Sebastián, Crispín Reyes Pablo, Nicolás Pérez Xoyateco, Teófilo Barrera Herrera, Marcelo Carrera Reyes, Omar Herrera Raymundo, Marcos Campos Ahuejote, Lorena Chantzin Paxacuasingo, Adán Linares Silverio, Guillermo Hilario Morales, Moisés Cuapipistenco, Javier Campos Morales,

Así como Joaquín César Mora Salazar, Pedro Palma, José Trinidad Baldenegro, Pedro Pascual Cruz, Rosendo González Torres, Estanislao González Carrillo, Verónica Patricia Guerrero Vinueza, Jesús Bañuelos Acevedo y Jesús Manuel García Martínez.

En su reporte también se hizo especial mención a la labor que ha realizado la familia Baldenegro, de origen indígena rarámuri, cuyos integrantes han recibido amenazas o han sido asesinados por defender el ambiente en el estado de Chihuahua.

En 1986 Julio Baldenegro, gobernador tradicional de Coloradas de la Virgen, se manifestó en contra de la explotación de los bosques, por lo que fue asesinado. Posteriormente, su hijo Isidro siguió la línea de su padre.

Defendió los bosques de la cordillera de la Sierra Tarahumara de las autoridades, narcotraficantes y madereros locales, labor que lo llevó a ganar el Premio Goldman del Medio Ambiente en el año 2005, pero luego de ello se vio obligado a abandonar su comunidad después de recibir amenazas. Pero cuando Isidro regresó el 15 de enero de 2017, un sicario lo mató de un disparo para después prenderle fuego a su vivienda.

El informe de Global Witness indica que al menos 177 defensores de la tierra y el ambiente fueron asesinados el año pasado por intentar proteger el planeta, lo que significó una muerte cada dos días. Con estas cifras el acumulado que se tiene en la última década (2012-2022) es de mil 910 defensores asesinados.

El nuevo informe hace énfasis en el papel que desempeñan los defensores en la defensa y lograr la justicia climática, pero destaca que al menos mil 390 defensores fueron asesinados entre la adopción del histórico Acuerdo Climático de París el 12 de diciembre de 2015 y el de Egipto celebrado el 31 de diciembre de 2022.

Para este año, Colombia resultó ser el país más mortífero del mundo, con 60 muertes en total el año pasado, más de un tercio de todos los asesinatos a nivel mundial, ello pese a que el país latinoamericano ratificó un acuerdo regional clave que exige que el gobierno prevenga e investigue los ataques contra defensores.

La mayoría de los asesinatos registrados en 2022 tuvieron lugar en América Latina, donde se produjo el 88% de los ataques letales. La investigación también encontró que las comunidades indígenas de todo el mundo enfrentan un nivel desproporcionado de ataques letales, siendo víctimas de más de un tercio de los asesinatos globales del año pasado.