El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, reconoció este domingo desde el emblemático edificio de La Moneda, sede del gobierno de Chile, que Salvador Allende es el dirigente extranjero por quien siente mayor admiración y dijo que su muerte hace 50 años fue “un crimen horrendo”.
“El presidente chileno Salvador Allende, que todavía gobierna con su ejemplo, es el dirigente extranjero que más admiro, que más sentimientos me genera. Fue un humanista, un hombre bueno, víctima de canallas”, dijo López Obrador en una declaración junto al actual mandatario chileno, Gabriel Boric.
López Obrador, quien aterrizó el sábado en Santiago, procedente de Colombia, para participar este lunes 11 de septiembre, junto a otros presidentes regionales, en los actos conmemorativos por el 50° aniversario del golpe de Estado liderado por el general Augusto Pinochet.
Es la primera vez que López Obrador visita Sudamérica como mandatario, pues desde su llegada al poder solo ha tenido cinco viajes al extranjero, de los cuales cuatro fueron a Estados Unidos y una gira breve en mayo de 2022 para visitar de manera oficial Guatemala, Honduras, El Salvador, Belice y Cuba.
Mensaje conjunto de los presidentes de México y Chile, desde Santiago https://t.co/2GNuJrAHbI
— Andrés Manuel (@lopezobrador_) September 10, 2023
Originalmente tenía contemplado viajar a Perú para entregar a Pedro Castillo la presidencia temporal de la Alianza del Pacífico, pero tras el fallido golpe de Estado que intentó el propio Castillo, el mexicano se negó a visitar al país inca y pasar la estafeta a Dina Boluarte. Fue justamente por la mediación de Boric que el gobierno de México pasó el relevo de esta alianza internacional.
Ya en tierras chilenas, López Obrador recordó que Allende fue “pacifista” que rechazó la revolución armada, y sostuvo que “la traición de Pinochet fue abominable, una mancha que no se borra ni con toda el agua de los océanos”.
Las palabras del presidente mexicano se dan en un contexto de polémica en Chile, donde en los últimos tiempos la figura de Pinochet ha desatado un fuerte debate público.
A finales de agosto pasado, cuando anunció su viaje a Chile, López Obrador causó polémica al contradecir la versión oficial del suicidio y asegurar que Allende fue “asesinado” por los golpistas el 11 de septiembre de 1973.
En La Moneda, sitio donde Allende murió hace medio siglo, López Obrador evitó referirse directamente al asunto y se limitó a decir que la muerte de Allende “fue un crimen horrendo”.
Pese a la sentencia de la Corte Suprema chilena de 2014, que ratificó que Allende se suicidó pegándose un tiro en la cabeza y cerró la investigación sobre su muerte, algunos sectores de la izquierda latinoamericana siguen sosteniendo que fue asesinado por militares.
Ante medios de comunicación del país andino, López Obrador dijo a Boric que “es heredero de los ideales del presidente Salvador Allende, apóstol de la democracia en Chile y ejemplo de dignidad en el mundo”.
Por su parte, el presidente chileno reconoció el papel de la embajada de México durante aquél episodio de su historia, al abrir sus puertas para recibir a obreros y campesinos que huían del golpe de Estado: “El Estado de México recoge, le da asilo, a miles de chilenos que fueron privados de su patria”, dijo Boric.
La conmemoración de los 50 años del golpe de Estado está generando gran polarización y crispación en Chile hasta el punto de que Boric, el primer mandatario que no había nacido para esa fecha, calificó la semana pasada el ambiente de “eléctrico”.
La derecha tradicional y la ultraderecha declinaron participar en los actos conmemorativos del lunes en La Moneda y firmar una declaración promovida por Boric a favor de la democracia.
El golpe dio inicio a una cruel dictadura de 17 años que dejó un saldo de más de 40 mil víctimas, entre ellas al menos 3 mil 200 opositores asesinados.