El 12 de octubre de 2012, el Ejército abatió a tiros a Manuel Torres Félix, alias “El Ondeado” o “El M1″, que entonces figuraba como una de las figuras de mayor autoridad en el Cártel de Sinaloa.
Su ascenso en la estructura criminal no ocurrió de la noche a la mañana, pues ya desde 1990 se había sumado a las filas del grupo fundado por Joaquín “El Chapo” Guzmán.
No obstante, fue hasta 2004 que alcanzó una notoria relevancia, ya que Ismael “El Mayo” Zambada lo nombró lugarteniente tras la captura de su hermano Javier, alias “El JT”.
En dicha posición se convirtió en uno de los hombres más cercanos al “Mayo”, tanto así que era el responsable de supervisar los cargamentos de droga que llegaban desde Sudamérica por Chiapas y Oaxaca. Por aquellos años, quien lo acompañaba en dicha labor era ni más ni menos que Ovidio Guzmán López, hijo del “Chapo”.
De acuerdo con los reportes de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena), “El M1″ se había limitado a encabezar acciones como operador financiero hasta que, en 2008, “formó parte activa de acciones violentas” luego de que el Cártel de los Beltrán Leyva asesinara a su hijo, lo que fue una declaratoria directa de guerra.
Atanasio Torres Acosta, hijo del “M1″, viajaba en compañía de su familia por las calles de Culiacán el 18 de abril de 2008. Al circular por el fraccionamiento Montebello, un grupo de sicarios de los Beltrán Leyva lo acribilló con fusiles AK-47.
Fue así que, como lo narra el narcocorrido Sanguinarios del M1, este sujeto dirigió todo su poder de fuego en contra de los antiguos aliados del Cártel de Sinaloa.
“Con cuerno de chivo y bazuca en la nuca, volando cabezas al que se atraviesa, somos sanguinarios, locos bien ondeados, nos gusta matar” son las palabras que inauguran la pieza musical interpretada por diferentes artistas de la corriente conocida como Movimiento Alterado.
“Van y hacen pedazos a gente a balazos, ráfagas continuas que no se terminan, cuchillo afilado, cuerno atravesado para degollar”, puede escucharse en el tema que expone una parte de la violencia que “El M1″ ordenaba ejercer contra sus rivales.
Debido a la cercanía que tenía con “El Mayo”, y según cuenta el narcocorrido, “El M1″ tenía a su disposición incluso al más mortífero brazo armado del cártel: Los Ántrax, surgidos para proteger a Zambada.
“El macho adelante con el comandante, pa’ acabar con lacras todo el virus Ántrax, equipo violento, trabajo sangriento pa’ traumatizar”, versa el fragmento interpretado por Rogelio Martínez, mejor conocido como El RM.
Días después de la muerte del “M1″ a manos del Ejército, en Culiacán aparecieron diversas narcomantas que acusaban una supuesta traición orquestada por el propio “Mayo” Zambada. “Me dejaste solo, ya traías el plan de ching*rme igual que a Mario Aguirre y Lamberto Verdugo [...] Ya luego te espero en el infierno”, decía el texto que, al final, exhibía la firma “Att. Manuel Torres”.