Ecatepec, el municipio con el presupuesto más alto en el Estado de México, es uno de los territorios más empobrecidos en la región, según lo revelan cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Este contraste, que resalta las desigualdades inherentes en la sociedad, expone una realidad compleja que demanda atención y soluciones.
Con una población que supera el millón y medio de habitantes, tal como lo refleja el censo más reciente del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), Ecatepec arrastra una cifra preocupante: un 43.5% de sus residentes se encuentra en condición de pobreza. Más preocupante aún, un 15.7% enfrenta una situación de pobreza extrema. Esto significa que apenas un 40.8% de la población logra alcanzar ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas.
La medición de la pobreza por parte del Coneval se establece en términos de carencias sociales y acceso insuficiente a bienes y servicios esenciales, tanto alimentarios como no alimentarios. En el caso de la pobreza extrema, se suma la presencia de tres o más carencias.
Esto lleva a la conclusión de que aquellos en esta situación carecen de ingresos para asegurar una vida saludable, incluso si dedicaran la totalidad de sus recursos a la adquisición de alimentos.
Entre datos y realidades
Miguel Ángel Bautista Hernández, líder del Movimiento Antorchista en Ecatepec, apunta a una cifra preocupante: cerca de 826 mil 772 habitantes laboran en la informalidad. Contradiciendo el discurso gubernamental de una reducción en la pobreza bajó la “cuarta transformación”, Bautista Hernández subraya la falta de correspondencia entre los datos oficiales y la realidad palpable. Afirma que, en el mejor de los casos, los trabajadores formales luchan por satisfacer sus necesidades básicas, mientras que aquellos en la informalidad enfrentan obstáculos aún mayores.
Este contraste es aún más desconcertante si se considera que Ecatepec recibe un presupuesto sustancial, con 5 mil 810 millones 683 mil 747 pesos asignados en 2023. No obstante, su asignación parece ser objeto de una gestión problemática.
Más de la mitad del presupuesto se dirige a programas como “La Valedora” y la tarjeta Arcoiris, cuyo alcance parece disperso, beneficiando a madres y padres solteros, así como a la comunidad LGBT, de cara a las elecciones de 2024. Bautista Hernández denuncia que, pese a estos esfuerzos, el Ayuntamiento pasa por alto inversiones en infraestructura y servicios que podrían generar un impacto más palpable en las comunidades marginadas.
En este panorama, son precisamente los estratos más vulnerables quienes parecen sufrir las consecuencias de las políticas gubernamentales. Bautista Hernández subraya cómo los aumentos en productos esenciales afectan especialmente a los más necesitados, agravando aún más su situación.
En respuesta, Bautista Hernández hace un llamado a un cambio en el modelo económico actual. Aboga por una reestructuración que priorice los intereses de la población en lugar de las élites en el poder. Para lograr este cambio, considera que la organización y la lucha por mejores condiciones son fundamentales, incluso sugiere la creación de un partido político que represente genuinamente los intereses de la población trabajadora.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) se presenta como una entidad descentralizada de la Administración Pública Federal. Su autonomía y pericia técnica permiten la generación de información objetiva sobre la política social y la medición de la pobreza en México, con la finalidad de mejorar la toma de decisiones en este ámbito.
El Coneval lleva a cabo mediciones cada dos años a nivel nacional y estatal, y cada cinco años a nivel municipal, basándose en información proporcionada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).