Este lunes 24 millones de niños, niñas y adolescentes de educación básica y media superior regresaron a clases, en medio de la disputa entre estados y la federación por la distribución de los libros de texto gratuitos, así como las críticas que han surgido en torno a ellos por el poco consenso en torno a su instrumentación y las consecuencias de ello.
Así lo señaló el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), que advirtió sobre los riesgos que trae consigo la distribución de estos materiales educativos en la educación de alumnos y alumnas de distintos estados.
Y es que aunque son 24 millones de niños, niñas y adolescentes quienes regresaron a clases este lunes 28 de agosto, sólo en 26 entidades se logró realizar de manera oportuna la entrega de los libros de texto.
Esta situación, propiciada en cierta medida por la impugnación de entidades contra la distribución de los libros, podría profundizar las desigualdades en el aprendizaje y profundizar las brechas educativas.
El IMCO advirtió que en primera instancia es la falta de claridad y consenso lo que genera un “escenario poco propicio para incorporar con éxito” estos materiales educativos, no obstante, no fue el único riesgo latente.
El organismo indicó que el nuevo plan de estudios podría “frenar la generación de capital humano competitivo”, lo que llevaría a que los estudiantes tengan carencias para enfrentar el mundo laboral.
“La SEP no ha logrado garantizar las condiciones necesarias para que el plan de estudios se implemente en todo el país. Su despliegue sin ninguna estrategia clara va en detrimento de la educación, lo que podría profundizar la pérdida de conocimiento y el abandono escolar entre los estudiantes, y generar una mayor carga de trabajo para el magisterio”, indicó el Instituto.
¿Cuáles son los riesgos del nuevo plan de estudio?
El IMCO consideró que los nuevos planes de estudio de la SEP generarán opacidad e incertidumbre en torno a su aplicación en las escuelas del país. En primera instancia señaló que frenará la generación de talento, pues se pronuncia en contra del “desarrollo de talento”.
De acuerdo con el Instituto, ello generaría que los estudiantes tengan carencias en torno a las habilidades imprescindibles para su futuro profesional.
En su análisis también encontró que no habrá un vínculo lógico entre los conocimientos que se generan en educación básica y media superior, lo que llevará a tener un salto entre secundaria y preparatoria, lo que a su vez generaría en mayores grados de abandono escolar.
Mientras que la transversalidad que se propone llevaría a que la enseñanza de matemáticas y la ciencia provoque la pérdida de interés por aprender temas complejos. Finalmente, se señala que la autonomía curricular no tendría límites, con lo que las desigualdades educativas se acrecentarán y la carga laboral hacia el magisterio incrementaría.