Megalodón 2: El Gran Abismo es la cinta secuela que narra una historia sobre qué pasaría si de un momento a otro los seres humanos nos vemos obligados a convivir con los gigantescos seres que habitaron la Tierra hace millones de años, como lo es el caso de este prehistórico tiburón que, según la trama, sobrevivió a su extinción emigrando a las profundidades del océano, pero qué tantos aciertos científicos podemos encontrar en esta producción de acción y heroísmo.
Para conocer los errores paleontológicos de esta película, Infobae México entrevistó en exclusiva a Ricardo Servín Pichardo, él es biólogo de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) especializado en paleontología y divulgador científico.
El experto consideró que uno de los principales rasgos mostrados en la obra cinematográfica que desataría un debate está relacionado con el tema del tamaño real que presentaba el megalodón. De acuerdo con él esta especie rondaría, según estudios actuales entre los 15 y 16 metros de longitud y no cerca de los 20 metros como se muestra en la cinta, así lo comentó:
“Desde hace casi un siglo se creía primeramente que era un animal de 20 metros, pero ahora las hipótesis vigentes mencionan que se situaba entre los 16 metros de longitud, pero de todos modos era una criatura colosal”.
Otro de los dilemas que se presentan en el guion de Megalodón 2: El Gran Abismo es que al principio se ve una convivencia con un Tiranosaurio Rex, encuentro que nunca pudo haber pasado porque no son contemporáneos, inclusive los dividían alrededor 62 millones de años.
“El megalodón ya no vivió en la era de los dinosaurios como muestran en una de las escenas. El registro fósil de este ser marino es de la Era Cenozoica, en ese momento ya se habían extinguido los dinosaurios. Ellos ya convivieron con especies relacionados con los delfines actuales o como con los cachalotes, que eran sus presa. Se encontraron evidencias de que también llegó a convivir con tortugas marinas que existen hasta nuestros días e inclusive con el tiburón blanco”, declaró el especialista en paleontología.
El aspecto del megalodón, tanto en la cinta como en las ilustraciones de libros o imágenes en internet se refieren a él como un tiburón blanco de gran tamaño. Esto generó debate en la comunidad científica, explicó Ricardo Servín, porque al no tenerse esqueletos completos de este pez prehistórico no se puede definir cómo lucía con precisión, en cambio sólo existen fósiles como dientes, mandíbulas y algunas vértebras. Así lo detalló:
“Lo que ocurre es que el megalodón es un tipo de tiburón del que no se han encontrado muchos fósiles y los que tenemos corresponden a los dientes. En menor medida se encontraron algunas vértebras, no hay esqueletos completos de este pez de los que nos podamos basar para las reconstrucciones. Se creía que era muy parecido al tiburón blanco, pero grande, aunque los estudios recientes dictaminan que no era un pariente cercano por lo que desconocemos totalmente su apariencia”.
¿El megalodón podría haber sobrevivido hasta nuestros días?
Uno de las creencias que existen sobre el megalodón es que quizá pudo haber emigrado a las profundidades del mar y haber sobrevivido hasta nuestros días. Sin embargo el especialista Ricardo Servín aseguró que fue un cambio en el hábitat de esta especie lo que ocasionó su extinción, además si se hubiera ido a los abismos del océano entonces debería tener distintas adaptaciones biológicas y no se hubiera mantenido sin cambios como lo muestra en la película.
Por otra parte puntualizó que era un pez de aguas cálidas y no soportaría las bajas temperaturas que se registran en las profundidades marinas.
El biólogo de la UNAM también relató cuál sería el papel que tendría el tiburón prehistórico en caso de que, de pronto, “se coloque un megalodón en el océano actual”. Así lo explicó:
“Si existiera en la actualidad tendría el rol de superdepredador en la cadena trófica actual. Las presas tendrían una presión enorme que podría llevara a varias a la extinción, especialmente los mamíferos marinos más grandes como las ballenas. La convivencia con los humanos sería incierta porque los tiburones usualmente no atacan a las personas en el mar. Pero no sabríamos cómo sería el comportamiento actual del megalodón”.
¿Se podría detener el ataque de un tiburón con una pierna?
Una pregunta que surgió relacionado con una de las escenas icónicas de Megalodón 2: El Gran Abismo es si se podría detener el ataque de un enorme tiburón con una pierna y un par de cadenas, a lo que la rotunda respuesta fue no. Ricardo Servín aseguró que la mordida de estos peces prehistóricos presentaría fuerzas “exageradamente grandes” por lo que no lo hubieran detenido jamás e inclusive podría haber resultado inútil luchar contra algo así.
Relacionado con si las películas así son buenas o no, el biólogo experto en paleontología consideró que el objetivo de la cinta es entretener y cumple con ello. Pero en el caso de los temas relacionadas con la ciencia aseguró que, si bien no es un documental, comienza a generar curiosidad entre los espectadores y acercarse a los verdaderos estudios sobre el megalodón.
“Hay quienes dicen que esas películas sólo desinforman o malinterpretan las cosas, pero yo invito a que quienes vean la película lo entiendan como pura ficción, es como el caso de Star Wars y la física que manejan, el objetivo es entretener y si la vemos así nos va a gustar mucho, No es un documental, pero nos puede llamar la atención para que los niños y los jóvenes se interesen por la ciencia, ese sería un impacto positivo”, finalizó.