Por más de 500 años, Palacio Nacional ha sido el epicentro del poder en el país –incluso desde antes de que México existiera–. Construido sobre las ruinas del palacio de Moctezuma, se ideó como residencia de Hernán Cortés, luego se convirtió en el hogar del Virreinato y tras la Independencia llegó a ser la sede de los Poderes de la Unión.
Actualmente, este inmueble histórico no solo es la oficina de la Presidencia de la República, donde Andrés Manuel López Obrador encabeza sus famosas conferencias mañaneras y recibe a funcionarios, empresarios y demás invitados, sino que es su residencia oficial.
Esto aumenta la importancia de Palacio Nacional, donde decenas de elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) resguardan el inmueble histórico e incluso se ha limitado el acceso a zonas que antes estaban abiertas al público.
Sin embargo, lo anterior no ha evitado que personas ajenas al Gobierno Federal vulneren la seguridad de Palacio Nacional, violando los filtros sin dificultad y llegando a las entrañas del inmueble, en las llamadas “áreas presidenciales”, poniendo en riesgo la integridad de los funcionarios.
Uno de estos episodios se evidencia entre los millones de documentos hackeados a la Sedena, que forman parte del Guacamayas Leaks y que han sido revisados por Infobae México.
Un intruso en Palacio Nacional
El 20 de noviembre de 2019 fue un día especial para López Obrador. Aquel miércoles no hubo mañanera, en su lugar el presidente entregó condecoraciones y ascensos a elementos de las Fuerzas Armadas, en Palacio Nacional, para luego encabezar el desfile por el aniversario de la Revolución Mexicana, en la explanada del Zócalo.
Unas horas más tarde, a las 17:30 horas del mismo día, un hombre desconocido ingresó a Palacio Nacional por la calle de Moneda. El sujeto entró al recinto histórico sin identificarse, ningún elemento militar se percató de su ingreso, se escabulló.
El intruso siguió su camino al interior de la sede del Poder Ejecutivo hasta llegar al acceso principal del Patio de Honor, donde fue abordado por dos soldados, de nombre Briseida y Javier Leonardo. El incógnito respondió que tenía una reunión con César Yáñez, quien en ese entonces era coordinador general de Política y Gobierno de la Presidencia.
Los militares le indicaron al sujeto que ese no era el camino y, sin pedirle que se identificara, le explicaron cómo llegar a las oficinas que buscaba.
El hombre desconocido siguió la ruta que los uniformados le marcaron, llegando a un acceso alterno al Patio de Honor de Palacio Nacional. Ahí, nuevamente un militar de nombre Pablo le preguntó a dónde se dirigía. En esta ocasión el intruso cambió su versión: ahora iba a una Mesa de Inteligencia. El soldado lo dejó pasar y una vez más, el sujeto logró continuar su camino sin tener que identificarse.
Hasta el área presidencial
El intruso avanzó por el interior del patio de honor, llegando hasta el segundo piso, merodeando por los elevadores que conducen al área de presidencia, es decir, la zona en la que se encuentra López Obrador, su familia y su círculo cercano.
Fue hasta ese entonces, están a unos pasos del área presidencial, que una secretaría de la recepción de la oficina particular de López Obrador lo detuvo, le dijo que no podía permanecer en el lugar y pidió asistencia militar.
Es decir, el intruso evadió al menos tres filtros militares y estuvo cerca de llegar al área presidencial, hasta que una civil lo detuvo.
Un capitán de nombre Edmar Antonio y un teniente identificado como Jorge Miguel escoltaron al desconocido hasta la salida de Palacio Nacional, no sin antes pedirle sus credenciales, identificándose únicamente como Víctor Hugo Sánchez.
El intruso abandonó Palacio Nacional por la calle de Moneda sin que ninguna autoridad indagara sobre sus verdaderas intenciones de inmiscuirse en las entrañas del inmueble histórico y residencia presidencial.
Sobre Sánchez, la Sedena únicamente registró una fotografía: una selfie de Víctor Hugo en lo que parece ser uno de los salones de Palacio Nacional. En la imagen se ve como un hombre de mediana edad, robusto, usando un traje oscuro y una toga brillosa con la leyenda “Latino Graduate Class of 2017″.
A consecuencia de esta violación a la seguridad de Palacio Nacional, a cinco militares se les impusieron “correctivos disciplinarios”.
Mientras que se giró la orden de intensificar las supervisiones en la totalidad de los puestos de seguridad de Palacio Nacional por parte de jefes y oficiales destacamento en dicho recinto.
El caso de este intruso en Palacio Nacional es relatado en un documento que tiene como nombre “Radiograma No. 750 Acceso a Patio de Honor” y firmado por el Mayor Soriano Chávez.
La vulnerable seguridad evidenciada en la mañanera
No habían pasado 24 horas de su toma de posesión como presidente de México y López Obrador ya había realizado su primera conferencia mañanera, un sello distintivo de su gobierno.
Sin embargo, estos actos de “comunicación circular” -como él los llama- ha evidenciado la vulnerabilidad en la seguridad dentro de Palacio Nacional. Varias personas han interrumpido las conferencias mañaneras del presidente y han podido acercarse tanto a él como para tocarlo.
Tal es el caso de José de Jesús, un exmilitar que a finales de noviembre del 2022 ingresó al Salón de Tesorería, se acercó al presidente para pedirle ayuda porque estaba desempleado.
Lo mismo ocurrió un año antes, en marzo del 2021, cuando José Luis, un hombre que presuntamente había sido acusado falsamente de posesión de droga, burló la seguridad de Palacio Nacional y llegó hasta López Obrador.
Sin mencionar el caso de María Isela Valdez, quien en junio del 2019 llegó hasta el atril del presidente para hincarse frente a él para que le ayudara a encontrar a su hijo desaparecido.