En seguimiento a las investigaciones por la muerte del empresario Iñigo Arenas Saiz, la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) confirmó que la causa de su deceso fue “asfixia mecánica por sofocación inducida”, provocada por la presencia de posibles drogas en su bebida.
Acorde con los avances ofrecidos por la institución, las sustancias que ocasionaron fallas en su conciencia y funciones motoras habrían sido suministradas por empleadas del bar Black Royce, en donde perdió la vida. Sin embargo, también surgió la sospecha de que Arenas Saiz hubiera sido intoxicado desde antes de llegar a dicho establecimiento.
En una entrevista con Azucena Uresti para Milenio, el asesor legal de la familia de Iñigo Arenas, identificado como Pablo Carstens, planteó que el occiso pudo haber sido drogado en el bar La República, ubicado en Polanco, donde estuvo antes de trasladarse al Black Royce de Naucalpan.
En este sentido, señaló que las circunstancias en las que murió Arenas llevan a pensar en el modus operandi utilizado por los grupos criminales llamados “goteras”, cuyos integrantes se encargan de drogar a sus víctimas y convencerlas de trasladarse a otro sitio para robar sus pertenencias.
“No se debe descartar la opción de que ya viniera drogado desde Polanco debido a que el modo de operar de estos grupos delictivos es estar en colusión con personas que se hacen pasar por Uber. Entonces efectivamente las victimas se sienten muy mal y los sacan, en ese momento les dicen ‘ya te pedí un taxi, súbete’ y se los llevan a otro lugar”, mencionó en la entrevista con Uresti.
Cabe recordar que, de acuerdo con la reconstrucción de los hechos, Iñigo Arenas salió del bar La República “por su propio pie” en aparente estado de ebriedad alrededor de las 02:50 horas del domingo 6 de agosto.
De ese punto caminó hasta un puesto de tacos, ubicado en la esquina de las calles Lafontaine y Emilio Castelar, en donde posteriormente abordó un taxi —a las 03:18 de la mañana— para dirigirse al Black Royce. Esta unidad, según información de la Fiscalía mexiquense, era un vehículo de transporte público con cromáticas de la Ciudad de México, con placas A-5915-M.
Ya en el bar de Naucalpan, a Iñigo Arenas le asignaron un espacio en la planta baja, en donde estuvo acompañado de cuatro trabajadoras del bar, identificadas como Aritzi Abril “N”, Ana Karon “N”, Cecilia “N” y Ana Karen “N”. Ellas, según el reporte de la FGJEM, fueron quienes “ordenaron diversas bebidas y aparentemente le suministraron sustancias a la víctima”.
A las 04:59, las cuatro mujeres, junto con el capitán de meseros —de nombre Eduardo “N”— y otra persona no identificada, supuestamente convencieron a Iñigo Arenas de subir a una sala VIP. Conviene destacar que la versión oficial se contrapone a lo que inicialmente argumentaron las autoridades del Black Royce en redes sociales, pues según su narración Arenas había tenido la iniciativa de pedir un área privada para “descansar”
Ya en el área VIP, al empresario le llevaron cuatro botellas de bebidas y le cobraron un total de 40 mil pesos por ellas. Aproximadamente 40 minutos después, una de las trabajadoras le informó al encargado de seguridad —identificado como Carlos Daniel “N”— que el hombre de 41 años de edad se había “puesto mal”.
Pese a los intentos del personal por reanimarlo, Iñigo Arenas no respondió y, luego de solicitar la presencia de los servicios de emergencia, trasladaron su cuerpo a otra zona del bar, cerca de la salida, en donde las autoridades confirmaron que ya no contaba con signos vitales.
Aritzi Abril “N”, Ana Karon “N”, Cecilia “N”, Ana Karen “N”, Eduardo “N” y Carlos Daniel “N” ya se encuentran detenidos y fueron puestos a disposición de un juez de control en el Centro Penitenciario y de Reinserción Social de Tlalnepantla, en donde se determinará su situación jurídica.