Arturo Durazo Moreno, mejor conocido como El Negro Durazo, fue jefe de Departamento de Policía y Tránsito del Distrito Federal, ahora Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México. Él es uno de los máximos representantes de la corrupción en México durante la segunda mitad del siglo XX.
Durante las décadas de los 70 y 80, Durazo institucionalizó la delincuencia gubernamental en el país, y la corrupción que manejaba hizo que acumulara una gran fortuna. Prueba de ello es una casa que le pertenecía y que era conocida como El Partenón, ubicada en Ixtapa Zihuatanejo, en el estado de Guerrero, al sur de México.
Esta gran mansión, producto del dinero mal habido, mide más de 20 mil metros cuadrados. El ex jefe de la policía capitalina optó por mandar a construir esta imponente y lujosa casa, que se convirtió en el escenario perfecto para las fiestas de las clases sociales más altas de la época.
Lo que un día fue un recinto de grandes lujos y acabados muy costosos, en la actualidad se encuentra en la ruina. En diversas ocasiones, personas han entrado a este recinto y han documentado cómo se encuentra actualmente, a 23 años de la muerte de quien fue su dueño.
En la actualidad, la propiedad le pertenece al municipio de Zihuatanejo, y se ha decidido que este monumento a la corrupción sea convertido en un centro cultural.
En su momento, el conocido como Partenón fue valuado en 30 millones de dólares, y entre las amenidades que tenía, estaban una discoteca exclusiva que era réplica de Studio 54, un famoso club nocturno neoyorkino de finales de los 70. También tenía murales de dioses griegos, esculturas, grandes lámparas, muebles finos, una alberca de tres metros de profundidad y diez metros de largo, así como paredes con terciopelo.
La puerta de la entrada mide 15 metros de altura y se llegó a rumorar que había sido robada del Castillo de Chapultepec.
La disputa legal por el Partenón inició en 1984, cinco años después de que el gobierno de Guerrero expropió el inmueble. Fue hasta 2011 que el gobierno estatal obtuvo la propiedad y ahora le ha quedado en comodato al municipio de Zihuatanejo, en donde se encuentra.
El alcalde de ese municipio, Jorge Sánchez, y el cabildo no solo lo vieron como un atractivo turístico, sino como la oportunidad de crear un centro para la cultura y las artes.
Sánchez informó la semana pasada que “ya se está construyendo el nuevo módulo donde estarán los baños”, además que “también se está desmantelando y retirando lo que ya no va a formar parte del edificio principal. Estamos rellenando la alberca porque ahora será una gran explanada con gradas para mil personas”.