El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) es una de las pocas organizaciones criminales que ha logrado expandir sus negocios fuera de México. Es por ello que agencias de Estados Unidos (EEUU) investigan sus posibles nexos con un grupo de Colombia considerado como “terrorista”.
Se trata de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), la cual se encuentra incluida en la lista de “organizaciones terroristas extranjeras” de EEUU, debido a sus actividades delictivas que son dirigidas por Miguel Santanilla Botache, alias “Gentil Duarte”.
De acuerdo con la periodista especializada en temas de narcotráfico, Anabel Hernández, el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) ha abierto una indagatoria para conocer los nexos entre el CJNG y las FARC-EP, pues se presume que ambos grupos actúan en complicidad en territorio mexicano.
Lo anterior se deriva del ataque con explosivos ocurrido en la noche del 11 de julio en el municipio de Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, el cual dejó a seis víctimas mortales (tres agentes de la Fiscalía estatal, uno de la Policía municipal y dos civiles) y 15 personas lesionadas, entre las que se encontraban menores de edad.
Tras dicha agresión, un grupo del FBI y de la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas y Explosivos (ATF) de EEUU arribaron a Tlajomulco para dar inicio a las investigaciones correspondientes, pues en este ataque considerado como “terrorista” podrían estar miembros de las FARC-EP, señaló Anabel Hernández en su columna publicada en el medio alemán Deutsche Welle.
Las indagatorias realizadas por la autora de Los señores del narco indican que entre los principales sospechosos del ataque se encontraría Carlos Andrés Rivera Varela, también conocido como “La Firma”. Este sujeto originario de Colombia ha logrado asentarse en Puerto Vallarta, Jalisco, para trabajar en coordinación con el “cártel de las cuatro letras”.
Se presume que La Firma, de 37 años, colabora de manera directa junto con Juan Carlos Valencia González, alias El 03, identificado como hijastro de Nemesio Oseguera Cervantes, líder del CJNG. Debido a su alto grado de participación en el tráfico de drogas, la DEA ofrece una recompensa de hasta USD 5 millones por la captura de Valencia.
Con base en ello, se ha conjeturado que Rivera Varela podría ser el vínculo entre el CJNG y las FARC-EP, aunque hasta el momento las autoridades mexicanas no han mencionado posibles nexos entre estas dos agrupaciones.
“Sobre las explosiones en Tlajomulco se señala que ‘La Firma’, en acuerdo con el CJNG, habría traído gente de Colombia, experta en la fabricación de explosivos y pertenciente a FARC-EP, a México”, indicó Anabel Hernández.
Sin embargo, “La Firma” no sería el único operador criminal que estaría detrás del ataque con explosivos, pues en estos hechos también habría participado Francisco Javier Gudiño Haro, alias “La Gallina”, operador del CJNG que se encarga de perpetrar los atentados contra funcionarios públicos en Jalisco, según informes del Ejército filtrados por el grupo Guacamaya.
Desde el 2021, el Departamento de Tesoro de EEUU había identificado a “La Firma” como uno de los criminales colombianos vinculados al CJNG, por lo que también es un objetivo prioritario del país vecino.
Debido a ello, el 6 de abril de 2021 la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) designó tanto a Varela como a Gudiño Haro de conformidad con la Ley de Designación de Cabecillas Extranjeros del Narcotráfico.
“Carlos Andrés Rivera Varela y Francisco Javier Gudiño Haro lideran un grupo armado del Cartel Jalisco Nueva Generación establecido en Puerto Vallarta que ha ayudado a orquestar asesinatos de rivales y políticos utilizando gran poderío armado”, mencionaron en su momento las autoridades estadounidenses.
Ambos sujetos también están vinculados con Gonzalo Mendoza Gaytán, alias El Sapo, un operador del cártel de las cuatro letras que se desempeña como jefe de plaza en Puerto Vallarta.
Cabe mencionar que al menos desde 2018 se ha detectado la presencia del CJNG en Colombia. Una de esas células era dirigida por José Nicolás Amaya, alias El Ché. quien mantenía su centro de operaciones entre Buenaventura y Guayaquil.