Las Perdidas suelen hacer transmisiones en vivo todos los días a través de sus redes sociales para compartir con sus fans desde sus actividades cotidianas hasta sus proyectos profesionales fruto del éxito que han alcanzado en los último seis años. Fue en un live donde se sinceraron sobre las carencias que vivieron antes de convertirse en estrellas de TikTok, principalmente cómo era su casa, y prometieran enseñarla algún día.
Varios meses después, las influencers sorprendieron a sus seguidores con una transmisión en vivo desde nada más ni nada menos que la casa de la abuelita de Paola Suárez. Según han contado Wendy Guevara en diversas ocasiones, vivía con sus padres pero solía pasar la mayor parte del día con Paola Suárez en un cuatro sin techo, ni puerta, ni servicios básicos, donde podían ser ellas mismas sin ser juzgadas.
“Es muy bonito recordar todo esto”, comentó Paola mientras mostraba la fachada de la casa de su abuela.
Antes de entrar, las influencers recordaron que cuando no tenían dinero para comer se alimentaban de las guayabas que daba el árbol que estaba afuera de la casa. Asimismo, recordaron que la matriarca de la familia le puso un alambre de púas al tronco con la intención de evitar que tanto sus amigos como sus pretendientes entraran sin su consentimiento.
Después de conseguir algo para comer, Las Perdidas entraron a la casa para mostrar como luce actualmente el cuarto donde pasaban sus tardes, un espacio que según ellas mismas luce casi igual a cuando se mudaron.
Tras cruzar el portón había un largo pasillo que conducía hasta el cuarto sin puertas ni techo de concreto donde dormía Paola. Notablemente consternadas por ver la casa, ambas entraron hasta lo más profundo de la habitación para compartir con sus fans cómo vivían antes de alcanzar la fama.
En el fragmento audiovisual que actualmente se encuentra disponible en el canal de YouTube de Paola Suárez se puede ver toda la habitación desde diversas perspectivas. Gracias a ello se pudo apreciar que solo había unas tejas sostenidas con maderas arriba de donde aparentemente estaba la cama y del otro lado estaba completamente sin techo.
Mientras observaban qué cosas dejaron en el cuarto en cuestión, encontraron un cacho de hule azul en una equina que pertenecía a todo un cacho con el que cubrían el techo cuando llovía.
Asimismo contaron que no tenían una cocina en su habitación, pero eso no fue impedimento para que cocinaran. Y es que consiguieron dos ladrillos y una estopa con alcohol para poder calentar cosas, incluso, mientras estaban ahí se atrevieron a montar su estufa improvisada para hacer unos huevos estrellados.
“Esta es la estopa y esto es más común que lo encuentren aquí en León porque lo usan para limpiar el calzado y todas esas cosas. Usábamos estopa porque dura más, si lo hacemos papel se seca”, comentó Wendy mientras Paola metía dicho material en una cacerola pequeña que bañó con alcohol.
“Tienen que tener mucho cuidado con no salpicar afuera porque se prende por fuera el sartén”, advirtió Suárez.
Pero eso no fue todo, también recordaron que cuando no tenían dinero solían comer huevos y sopa, pero cuando contaban con presupuesto compraban otras cosas.
“La hermana de Paola nos hacía bistec. Yo le compraba queso, chile morrón, jitomate y cebolla; a nosotras se nos hacía bien nice. En su vida van a comer ese bistec”, dijo entre risas Wendy Guevara.
Tras enseñar cómo estaban cocinando, Paola Suárez mostró su baño donde actualmente ya no tiene las mismas cosas. Sin más, contaron que se bañaban a jicarazos.