La tranquilidad que impera en el cruce de Río Sena y Río Balsas palidece ante la trágica historia que ocultan las paredes del edificio anaranjado y crema que se encuentra en esa esquina. El inmueble ubicado en la colonia Cuauhtémoc, en el corazón de la Ciudad de México, fue el escenario final de los “Narcosatánicos”.
Encabezados por Adolfo de Jesús Constanzo, la banda criminal practicaba el culto de origen africano Palo Mayombe, bajo el cual realizaban rituales y sacrificios tanto animales como humanos –se les acusó de al menos 13 asesinatos, aunque se cree que fueron más de una veintena–. También se dedicaban a la extorsión y al tráfico de drogas.
El sábado 5 de mayo de 1989 se registró una balacera en el número 19 de Rio Sena, los “Narcosatánicos” se enfrentaron a plomo con la policía. Las autoridades les seguían la pista presionados por el conflicto diplomático entre México y Estados Unidos que había ocasionado el asesinato de un joven estadounidense a manos de su culto.
Tras horas de balacera y con el inmueble rodeado, los “Narcosatánicos” se supieron vencidos y en un acto de desesperación, Constanzo pidió a uno de sus seguidores que lo asesinara. Y así fue.
Cuando los uniformados por fin lograron entrar al edificio de Río Sena 19, “El Padrino” –como era apodado el líder de la banda– yacía muerto junto a Martín Quintana. Mientras que Sara Aldrete, alias “La Madrina”, la pareja y alumna más adelantada de Costanzo; así como Omar Orea y Álvaro de León Valdez, “Duby”, quien habría asesinado a Adolfo de Jesús y a Omar, fueron detenidos.
A casi 35 años del caso, los “Narcosatánicos” vuelven a causar revuelo debido a los expedientes inéditos a los que obtuvo acceso la periodista Laura Sánchez Ley, de los que dio una probada en un reportaje de Milenio y que ahora expone en el podcast “Expediente Narcosatánico” de la plataforma Podimo.
La guarida desconocida, 35 años después
La gente sale y entra del portón negro del edificio anaranjado y crema que marca con números dorados el 19 de Río Sena. El inmueble de cinco pisos se esconde tras los frondosos árboles de la banqueta.
En la inquieta colonia Cuauhtémoc, esa esquina parece un oasis de tranquilidad. Igual se ven a personas paseando a sus perros y haciendo sus compras, que oficinistas llegando en bicicleta y algunos autos circulando por sus calles.
Sin embargo, hace 35 años, esa serenidad fue quebrada por completo. Durante horas una balacera marcó la caída de los “Narcosatánicos”. Mucha gente que pasa diariamente por esas calles y algunas que incluso viven ahí, no lo saben.
Y no tendrían que saberlo. La gran mayoría de las personas que habitan la zona tienen poco tiempo haciéndolo, otros más son extranjeros y muchas de las viviendas son ocupadas brevemente como Airbnb, así lo explicó a Infobae México un elemento de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) que vigila ese cuadrante.
Esto se debe a la gentrificación de la colonia Cuauhtémoc, donde se debe tener un importante nivel adquisitivo para vivir en la zona.
Por su privilegiada ubicación, muy cercana al Circuito Interior y Paseo de la Reforma, los departamentos tienen un precio medio de 5 millones de pesos y rentas superiores a los 20 mil pesos, según el portal especializado de Propiedades.com; y si se trata de casas, los precios se disparan por encima de los 12 millones de pesos en venta y casi 60 mil pesos en renta.
Es por eso que ni siquiera el uniformado sabía que el sangriento fin de los “Narcosatánicos” había ocurrido entre las calles que le toca cuidar.
Mientras que las pocas personas que conocen del tema prefieren no hablar. “Sí sabía que aquí pasó el caso (de los “Narcosatánicos”), pero fue hace mucho tiempo. Aquí no pasa nada”, dijo de forma apresurada una joven con voz caribeña quien prefirió no dar su nombre antes de ingresar al edificio.
Un detalle que llama la atención, conociendo la historia del edificio, es el pequeño altar que se encuentra justo en la esquina. La estructura de metal pintada de blanco, rodeada de rosas y una pequeña jardinera, protege con unos cristales las figuras de tres personajes centrales para el catolicismo mexicano: la Virgen de Guadalupe, San Judas Tadeo y San Juan Diego.
Para los que conocen la historia, el altar es quizá un recuerdo de lo que ocurrió en el quinto piso de aquellos departamentos, una protección extra para los creyentes que nunca está de más.
No es la única “huella” religiosa en el lugar. En la planta baja de la propiedad hay una paletería que recibe a sus clientes con varias imágenes religiosas: una Virgen María, dos Vírgenes de Guadalupe y un Sagrado Corazón de Jesús.
La tranquilidad que oculta la tragedia que guarda el edificio de Río Sena 19 continúa. Mientras, un hombre de avanzada edad sale de aquel enigmático portón negro, detiene su paso en la esquina del inmueble, justo frente al altar, se toma unos minutos para persignarse, orar unas palabras y seguir con su camino.
Los Narcosatánicos, con historias que a Hollywood le quedarían cortas
El regreso de los “Narcosatánicos” en la opinión pública se debe en gran medida al estreno del podcast “Expediente Narcosatánico” que la periodista Laura Sánchez Ley realizó para la plataforma Podimo.
En entrevista con Infobae México, la reportera originaria de Tijuana relató que el caso forma parte del proyecto Archivero, en el que se encargan de desclasificar y abrir archivos que el gobierno mantiene como secretos.
“Cuando iniciamos este proyecto, realizamos varias encuestas y le preguntamos a la gente en redes sociales cuáles eran los expedientes que querían conocer y el que más nos pidió la gente fue el de los Narcosatánicos”, explicó Sánchez Ley.
Para la periodista el caso de los “Narcosatánicos” quedó muy marcado en el colectivo mexicano, particularmente de la Ciudad de México, cuando en esas épocas no eran comunes estos actos de violencia.
“Queríamos saber realmente qué es lo que había pasado (con los “Narcosatánicos”) y contarle a la gente, poderle ofrecer algo más de los resúmenes oficiales o de las notas de hace muchísimos años [...] y encontramos tres expedientes de casi 10 mil paginas en varias instancias gubernamentales a partir de las cuáles podemos reconstruir el caso”, agregó.
En el podcast -ahonda Laura Sánchez Ley- se abordará con particularidad el auge criminal de Adolfo de Jesús Constanzo como pasó de vivir en un pequeño departamento en la calle Londres y leer las cartas a hospedarse en un enorme departamento en la calle Havre y relacionarse con famosos y políticos, convirtiéndose en “El Padrino”.
“Como Constanzo llegó a hacerles pócimas de amor a Alfredo Palacios y de belleza eterna a Irma Serrano, La Tigresa, los trabajos que hizo a políticos en el Estado de México para ganar elecciones y enfermar a sus contrincantes”, explicó la periodista.
Para Laura Sánchez Ley, el caso de los “Narcosatánicos” cuenta con una cantidad de historias que cualquier guionista de Hollywood se quedaría corto, con la diferencia de que estas fueron reales.