La televisión mexicana ha dado pasos agigantados a lo largo de su historia. Uno de ellos fue Desde Gayola, un programa disruptivo que cambió para siempre la forma de hacer comedia en México.
Por aquel entonces no había redes sociales, no existía YouTube y el internet era apenas una célula que estaba por multiplicarse. Por supuesto, los contenidos que tocaban temas LGBT estaban en pañales. Nada de “influencers”, ni creadores de contenido, ni shows de Drag Queens por internet. De la diversidad poco se hablaba. Los medios de comunicación eran, casi completamente, heterosexuales.
Entre el mundo gris de la televisión mexicana, había una joya multicolor que resplandecía con tal fuerza que incomodaba la vista de muchos y que sonaba con tal potencia que lastimaba el oído de otros cuántos. Desde Gayola fue el primer programa de televisión en México que se atrevió a lo impensable: hacer comedia tocando temas importantes sin ridiculizar a la comunidad homosexual.
La comedia venía desde la identificación. Los televidentes podían ver en sus personajes situaciones cotidianas que atravesaba la comunidad LGBT+. En nada se parecía a los chistes de otros programas cuya médula espinal era la burla, la caricatura prejuiciosa y homofóbica. En Desde Gayola se hacía comedia desde la dignidad y, sobre todo, desde la crítica.
Gracias a sus personajes como Juan José Manigüis, La Supermana, Mamá Mela, Monseñor Roberto Riveramelo, el Chef Ornica, Las chicas VIP y muchos más, la comedia de Desde Gayola enamoró a millones de televidentes, de todas edades y de todas las clases sociales.
Nunca en México se había lanzado un grito en contra del odio y la discriminación desde el entretenimiento y los medios de comunicación como lo hizo Desde Gayola. Sus personajes, o eran vivas imágenes de la comunidad LGBT+ que vivía atravesada por el rechazo, o bien sátiras de aquellos agentes del odio que, sin contrastar con la sociedad que los había vuelto así, habría que atacar desde la comedia.
Horacio Villalobos; el sueño cumplido de un entusiasta de la televisión
El titular de Desde Gayola, Horacio Villalobos, siempre tuvo claro su objetivo, y hoy, muchos años después de la traición que llevó al elenco a salir del foro cargando con pelucas, vestuarios y mucho talento, el contenido del programa sigue resonando igual que un instrumento musical que no se puede ignorar.
Horacio contó para Infobae México que nunca ha creído en los productos de nicho. Por su mente nunca cruzó la idea de hacer un programa exclusivo para la comunidad gay. “Desde Gayola nunca surgió como un programa gay, nunca surgió como eso. Casualmente la mayoría éramos gays, había gente trans”, nos dijo.
Y es que el show llegó a millones de personas, rompiendo la barrera del género, la raza y la orientación sexual. Con mucha valentía, Desde Gayola tocó los temas que siempre le interesaron a Horacio. “No podía evitar tocar los temas que a mí siempre me han importado, como la diversidad, el racismo, la homofobia, la misoginia; todas esas horrendeces que tenemos los seres humanos. Y se convirtió en el programa que yo quería: exitoso, para todo público. La risa creo que es para todos”.
El arte vive de la inspiración, y como buen producto de arte, Desde Gayola tenía una. “El programa surge por mi fascinación con Saturday Night Live”. Cuenta Horacio que de niño viajaba a Tijuana, la tierra de su padre, lugar donde llegaba la transmisión de la televisión gringa. Allí podía ver SNL. “Me parecía genial lo que hacían ellos, cómo criticaban, las cosas que decían”.
Con el tiempo, su admiración por el programa creado por Lorne Michaels lo llevó a una catarsis creativa. “Una bola de locas y locos por hacer las cosas, nos reunimos. Nunca surgió como un programa de nicho, nunca”.
Cuenta que Telehit nunca los motivó, apoyó ni felicitó cuando el éxito llegó al programa: “Nunca ni nos felicitaron ni hubo apoyo, perdí presupuesto 300 veces, tenia que hacer magia para poder montar las escenografías, poníamos de nuestro dinero, llevábamos cosas de nuestras casas para utilería y vestuario”.
Tan era de ellos todo lo que se utilizaba, que cuando se fueron de Telehit, se llevaron lo que estaba en su bodega. Horacio era consciente del éxito que estaban teniendo, pero notó que los demás lo sabían cuando, lamentablemente, la empresa quiso arrebatarles su creación.
Hicieron 5 programas para presentarlo como un piloto en Televisa, pero los encargados no comprendían la naturaleza del show. “Pepe Bastón no le entendió”, relata Horacio, “Me di cuenta del reconocimiento cuando me lo querían quitar, cuando su avaricia fue mayor que su generosidad”.
El conductor de Farandula 021 dejó claro que la amistad es clave para llevar al éxito un programa de esa naturaleza:
“Los que ya no están es porque murieron, los otros que no están pues allá muy su vida y sus carreras. Nosotros, la mayoría seguimos juntos, trabajando. No sólo fue Desde Gayola, también Válvula de escape, Nocturninos, Farándula 40, Farándila 021, Desde Gayola El Show, Había una vez Desde Gayola, Telebasura, y próximamente, Desde Gayola en formato de serie en podcast: Diana de Waffles. Lo que sigue es la amistad, nuestro trabajo y la forma de comunicarnos a través del humor”
Horacio Villalobos no cree que exista la comedia LGBT, sino comedia de buena y mala calidad. Desde Gayola fue un parteaguas porque, tal cual cuenta el comunicador: “Cuando hicimos Desde Gayola ser misógino estaba bien, ser homófobo estaba bien, ser xenófobo estaba bien, ser clasista estaba bien, ser racista estaba bien, y nosotros decíamos que no estaba bien. La agenda cambió”.
El pasado y presente de la diversidad, desde los ojos de Horacio Villalobos
Para el también actor, la percepción sobre la diversidad sexual ha cambiado mucho desde entonces, con cosas positivas pero también negativas.
“Sobre todo en este mes donde las marcas avariciosas se aprovechan y pintan sus marcas con la bandera del orgullo cuando en verdad les vale, lo que les interesa el dinero. La mayoría de ellos siguen siendo homófobos. Me va a sorprender el día que Bimbo ponga la banderita en sus productos, que es una empresa sumamente homófoba y espeluznante”, explicó.
Considera que por más leyes que se aprueben en el país, la situación no va a cambiar si no se sana el tejido social que está putrefacto. En su juicio, hay mayor apertura pero sigue existiendo gran homofobia. Es necesario que la educación y la cultura lleguen a los hogares mexicanos.
“De nada sirve que haya leyes que son incluyentes si en la casa, en el seno familiar, se dicen que ser trans es una porquería, que ser homosexual es una desgracia, que es lesbiana es asqueroso”, opina Horacio.
Todavía hay mucha discriminación hacia la comunidad LGTB. Mucha culpa la tiene la iglesia. Horacio considera que no es la misma apertura que hay en ciudades como Nueva York o en la misma CDMX, que en pueblos de otros países o estados del mismo México.
Esta poca apertura la vivió en carne propia, pues durante la gira de Un corazón normal, importante obra de teatro cuyo libreto fue escrito por Larry Kramer, y que Horacio adaptó para México, el cartel para promocionar una de las más realistas historias sobre la pandemia de VIH fue víctima de censura.
“Fui y los confronté, me lancé a las plazas a tener conferencias de prensa, a hablar. El argumento era tan estúpido. Un grupo de señoras tanto de Guadalajara como en Monterrey decían que yo estaba pervirtiendo a sus hijos al poner ese cartel. Ni siquiera era un cartel donde hubiera sexo explícito, eran dos hombres muy masculinos a punto de darse un beso. Yo les dije ‘toda mi vida he visto publicidad donde heterosexuales se besan y nunca se me pegó lo heterosexual’”
El cartel de Un Corazón Normal causó una exagerada reacción en ciertos sectores de la población. “Pero no lo entendieron, seguramente por problemas, tabúes que deben tener esas personas. Muchas deben estar casadas con personas que no se han aceptado y viven infiernos o tienen hijos que no aceptan, entonces un cartel así provocó mucha controversia”.
Para Horacio Villalobos, el ser humano se presenta de muchas maneras, el amor es amor. Piensa que el humor está cambiando, pero dijo que nunca se debe terminar.