A lo largo de la historia de México se han registrado diversos eventos que han marcado un antes y un después en el país. Uno de los hechos más relevantes, que sucedió a mediados del siglo XIX, fue la Guerra de Reforma, también conocida como la Guerra de los Tres Años, en la que se enfrentaron liberales contra conservadores.
Este pediodo comenzó con los acontecimientos que provocaron la promulgación del Plan de Tacubaya, en el que los conservadores buscaban que se mantuvieran las tradiciones heredadas de los gobiernos monárquicos en México
Esta situación los llevó a intentar derogar la Constitución de 1857, para evitar que fueran suprimidos los privilegios del fuero militar y eclesiástico.
El 17 de diciembre de 1857 se difundió en todas las calles de la Ciudad de México el Plan de Tacubaya, con el que se abolía la Constitución de 1857, de manera que el General Ignacio Comonfort quedaría con las facultades del mando supremo, mientras que Benito Juárez, quien era presidente de la Cámara de Diputados, fue llevado a prisión en el mismo palacio para efectuarse el cambio político.
Comonfort, tras adherirse al Plan de Tacubaya, intentó sumar simpatizantes, pero en algunos estados, como el de Veracruz, rápidamente se restituiría el orden constitucional, paulatinamente lo hizo perder el control. El 11 de enero de 1858 fue nombrado en su lugar el General Félix Zuluaga.
En cuanto Benito Juárez fue puesto en libertad, partió a Guanajuato, donde estableció su gobierno provisional y publicó su manifiesto con el que declaró el restablecimiento del gobierno constitucional de la República.
Mientras tanto, en la capital la junta de representantes designó como presidente al General Félix Zuluaga, quien tomó posesión del cargo el 23 de enero, iniciándose con este evento las hostilidades entre el gobierno liberal que velaba por preservar la constitucionalidad y otro gobierno de corte conservador suscitó constantes enfrentamientos.
Durante el primer año de la Guerra entre conservadores y liberales, la balanza se inclinó del lado conservador, pues los experimentados generales conservadores Miguel Miramón y Leonardo Márquez consiguieron numerosas victorias sobre las tropas liberales en los estados de San Luis Potosí, Colima, Guanajuato y Jalisco.
Mientras tanto, las tropas liberales comúnmente tenían líderes improvisados, se había conformado por milicias que carecían de adiestramiento y pese a sus constantes derrotas, los comandantes profesionales comenzaron a pasar de un bando a otro, ocasionando paulatinamente que las tropas liberales tuvieran una mejor conducción en la guerra, y con ello, el desequilibrio de las fuerzas conservadoras.
Además, durante esta guerra, en varias ocasiones países extranjeros ejercieron influencia política tanto en favor del gobierno liberal como en el conservador. En el caso de los Estados Unidos de América, el apoyo fue conforme a las pretensiones de firmar un tratado, para asegurar que les fuera concedida la soberanía de Baja California y el tránsito comercial por el Istmo de Tehuantepec.
El nuevo ministro de Estados Unidos, Robert McLane, llegó a Veracruz el 1 de abril de 1859 y para el 6 de ese mismo mes, reconoció a nombre del Gobierno estadounidense la legalidad de la administración de Juárez. El 14 de diciembre de 1859 se firmó, en el puerto de Veracruz, el tratado McLane Ocampo, que fue reconocido formalmente como el Tratado de Tránsito y Comercio.
Los firmantes de dicho tratado fueron Robert McLane y Melchor Ocampo, como ministro de Relaciones Exteriores del gobierno liberal de Benito Juárez. Finalmente, el arreglo fue conveniente a las políticas expansionistas de los Estados Unidos, e irremediablemente aceptado por la urgencia de dinero de Juárez para financiar la guerra contra los conservadores, sin embargo el acuerdo nunca fue ratificado por Senado de los Estados Unidos de América.
Por su parte, los conservadores establecieron una alianza con España en un tratado firmado el 26 de septiembre de 1859 en París, por Juan N. Almonte y Alejandro Mon, enviado de la Reina Isabel I, para que los conservadores recibieran un préstamo monetario para financiar a sus tropas y salir victoriosos en la guerra.
Al final, le Guerra de Reforma fue ganada por los liberales, en diciembre de 1860.