“Nunca pensé que esto pasara, que se quitara la vida (...) Muy amigo de Zambada, del Chapo y mucha clika, era de los más buscados”, se escucha en el narcocorrido de Roberto Tapia dedicado a “El Chalo” Araujo, un famoso narcotraficante de Sinaloa que murió en circunstancias extrañas.
Los restos de Gonzálo Araujo Payán descansan en el panteón Jardines del Humaya, ubicado al sur de Culiacán, por la carretera México 15, recinto famoso por sus grandes mauseoleos en honor a varios narcos caídos.
“El Chalo” apareció muerto en el interior de su recámara, en su casa de Infonavit Humaya, el 13 de octubre de 2006. Una muerte que a nadie convenció, pero que sí dividió aún más al Cártel de Sinaloa.
Los familiares del Chalo optaron por aliarse con la organización de los hermanos Beltrán Leyva cuando éstos se enemistaron con Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín “El Chapo” Guzmán.
En represalia por su partidismo en favor de los Beltrán Leyva, la consigna del Mayo y el Chapo fue tajante: ejecutar a todos los Araujo sobre la faz de la tierra. No importa dónde se encuentren. Sinaloa, Sonora, Nayarit, Morelos., donde sea.
Aunque muchos de ellos no hayan tenido nada que ver con el narcotráfico y mucho menos con sus pugnas internas, su apellido se volvió sinónimo de condena y muerte.
Sobre la muerte del Chalo se han dicho muchas versiones. Una de ellas aseguró que, ante el asedio inminente de los efectivos de la Policía Ministerial Estatal (PME), quienes lo tenían completamente acorralado en su casa, el narco decidió quitarse la vida.
Incluso se dijo que los familiares Araujo Payán habían declarado que el narco llevaba más de tres días sumido en una fuerte depresión, y que en realidad había sido en horas de la madrugada cuando decidió terminar sus días con un tiro en la cabeza.
También se dijo que esa noche los vecinos del Chalo escucharon disparos al interior de su domicilio, y que horas después acudieron bastantes policías al lugar.
Sin embargo, otra versión afirmó que en realidad se trató de una ejecución extrajudicial derivada de enfrentamiento con la PME. Sgún esta otra teoría, los agentes, para evitar futuras represalias del crimen organizado, habrían manipualdo la escena del crimen haciéndolo pasar como un suicidio.
Supuestamente el personal de las funerarias locales detalló que los agentes de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) reaalizaron las dilgencias en muy poco tiempo, algo inusual, y que se llevaron el cuerpo al anfiteatro antes de que llegaran los periodistas.
Araujo era buscado por un grupo especial de la PME por el homicidio del agente de la corporación Doroteo Álvarez Isidro, de 43 años, y su hermano Arturo, de 41, en agosto de 2005.
Una tercera hipótesis señaló a sus rivales, que estaban al frente del Cártel de Sinaloa, como responsables de su muerte; particularmente al Mayo Zambada, ya que supuestamente “El Chalo” había asesinado a uno de sus compadres.
El hermano del Chano, identificado como Victoriano Araujo Payán, fue asesinados a balazos en 2015, cuando se encontraba en la antesala de la comandancia de la cárcel de Aguaruto, minutos después de que lo había mandado llamar un elemento de seguridad del centro penitenciario. En ese caso también resonó el nombre del Mayo como presunto operador intelectual.
“El Chalo” Araujo es considerado en Sinaloa, la cuna del narcotráfico, como uno de los grandes. Se dice que tenía contactos en todas las corporaciones de la policía, y que incluso antes de volverse narcotraficante trabajó como Policía Judicial.
“Araujo era su apellido, Gonzálo el nombre de pila, mucha gente lo quería, nunca se olviden del Chalo”.