A lo largo de la República mexicana, varios establecimientos de farmacias venden pastillas falsificadas que están contaminadas con una peligrosa sustancia que puede producir una sobredosis mortal: el fentanilo.
Algunas píldoras simulan ser pastillas estadounidenses y otras son presentadas como comprimidos blancos sin etiquetar. Se pueden encontrar desde la frontera norte de Baja California hasta la penúnsula de Yucatán, donde hay farmacias independientes que venden este tipo de productos sin la necesidad de contar con una receta médica.
Así lo dieron a conocer los reporteros de Los Angeles Times, Connor Sheets y Keri Blakinger, quienes durante cuatro meses realizaron una investigación en la que probaron decenas de analgésicos que, mediante una prueba científica, dieron positivo a fentanilo.
Ambos reporteros viajaron en cinco ocasiones a México, visitaron ocho ciudades y compraron 55 pastillas en 29 farmacias distintas. A través de un análisis se determinó que más de la mitad eran falsas y estaban contaminadas con otro tipo de sustancias, como metanfetamina.
Algunos de los comprimidos adquiridos provenían de farmacias ubicadas en destinos costeros, como Playa del Carmen, Cozumel y Tulum en Quintana Roo, así como Los Cabos (Baja California Sur) y Puerto Vallarta (Jalisco). El resto fueron comprados en las ciudades fronterizas de Tijuana (Baja California) y Nuevo Progreso (Tamaulipas).
Aunque no se dio a conocer su ubicación exacta ni los nombres de los establecimientos, se detalló que los periodistas preguntaron por oxicodona, Percocet o Adderall -un medicamento de venta aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés)-. Si no las tenían, algunos empleados hacían unas llamadas para que les enviaran la mercancía solicitada.
Una vez adquiridas, procedieron a triturar una porción de cada pastilla y con una tiras reactivas determinaban si estaba contaminada con fentanilo o metanfetamina, bajo un protocolo recomendado por investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). Posteriormente analizaron muestras en un laboratorio mediante la técnica “espectrometría de masas”, usada para identificar compuestos desconocidos.
De las 55 pastillas analizadas, 28 eran apócrifas y 15 dieron positivo a fentanilo. Asimismo, 12 de las 15 muestras de Adderall estaban contaminadas con otras sustancias, como metanfetamina y MDMA, también conocida como éxtasis.
Al respecto, la investigadora de Brookings Institution, Vanda Felbab-Brown, indicó a dicho medio que esto refleja la falta de control que hay en las farmacias mexicanas, ya que no se realizan análisis toxicológicos de manera habitual, por lo que se desconoce el número de personas que se han visto afectadas por estas pastillas falsificadas.
Se desconoce si los propietarios de estos centros farmacéuticos saben que están vendiendo productos mortales. Sin embargo, en algunos de los lugares visitados no se requerían de receta para comprar narcóticos potentes, como en Tijuana y Nuevo Progreso. Si bien en Puerto Vallarta no se encontraron opiáceos falsificados, en Cabo San Lucas todos los que fueron analizados dieron positivo a fentanilo.
Lo anterior ha dejado entrever que presuntamente este tipo de medicamentos no son distribuidos por empresas farmecéuticas legítimas, sino que son intervenidos por miembros del crimen organizado.
En México, el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) son los principales responsables del tráfico de opioides sintéticos que llegan a Estados Unidos. Es por ello que a mediados de marzo, el Departamento de Estado emitió una alerta por medicamentos contaminados con fentanilo y metanfetamina que eran vendidos en farmacias ubicadas en la zona fronteriza.
La Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) informó que las píldoras falsificadas a veces se presentaba como OxyContin, Percocet y Xanax, principalmente.