Era conserje pero su tenacidad lo llevó a éxito con el sabor picante que posicionó en las botanas a nivel mundial

Sin duda alguna, existen historias de personas que son muy inspiradoras, y parecen sacadas de la ficción o de una película que tiene como fin infundir esperanza. Muchas de estas historias de la vida real, incluso han llegado a convertirse en series, o incluso, han llegado a la pantalla grande.

Un claro ejemplo es esto, es Flamin´ Hot, una película que se estrenó el pasado viernes en la plataforma Star+. Esta película fue dirigida por la afamada actriz estadounidense Eva Elongoria, quien tiene orígenes mexicanos. Quizá por eso ella decidió debutar como directora contando la historia de Richard Montañez, otro hombre estadounidense que, al igual que ella, tiene orígenes mexicanos.

Y es que la historia de este hombre es más que inspiradora. Es el ejemplo de como una persona, con un algo de ingenio, tenacidad, y una pizca de suerte, puede lograr escalar hasta la cima del éxito, luego de prácticamente no tener nada.

Montañez era una persona normal. Hijo de padres migrantes mexicanos, trabajaba como conserje en una empresa trasnacional que, sin imaginarlo, le cambiaría la vida. La empresa en la que se dedicaba a mantener limpios los pisos y escritorios era Frito-Lay, una filial estadounidense perteneciente a PepsiCo, que fabrica, comercializa y vende diversas frituras hechas con maíz y algunos otros aperitivos, en Rancho Cucamonga, una ciudad ubicada en California.

Sin embargo, un día se le ocurrió una idea que revolucionaría a la empresa en la que trabajaba: se imaginó a un Cheeto, fritura producida por Frito-Lay, cubierto de chile. Montañez creyó lo suficiente en sí mismo, como para llamar al director general de la empresa y contarle su revolucionaria idea.

Sin embargo, en el camino Montañez se encontró con algunos obstáculos, pues algunas personas en la empresa, quizá por envidia, intentaron sabotearlo por salirse de la línea de producción. Sin embargo, el conserje, impulsado por el hambre del éxito, los superó y Flamin´ Hots se convirtió en un gran éxito, lo que impulsó a Montañez a ascender hasta convertirse en un ícono.

Ahora Montañez es un gran orador, muy carismático, que cuenta su historia, apareciendo en eventos para grandes empresas: Target, Walmart, Harvard y USC, entre otros. Según datos de Los Ángeles Times, Montañez, por asistir a eventos de estas grandes empresas, cobra entre USD 10 mil y USD 50 mil por aparición.

El mexico-americano cuenta la historia de como alguien sin recursos, pudo, con su ingenio, conquistar el mundo empresarial y logró hacerse rico. Incluso, ha escrito dos libros. El primero lleva por nombre A Boy, a Burrito and a Cookie, mientras que el segundo se titula Flamin’ Hot: The Incredible True Story of One Man’s Rise from Janitor to Top Executive.

Sin embargo, a pesar de que la historia suena muy bien, y que Montañez es un ejemplo a seguir para todos, existe una versión contraria. Según entrevistas a antiguos empleados de la empresa Frito-Lay, Montañez no inventó los populares Flamin´ Hot Cheetos. Incluso la misma compañía lo desmintió.

En una declaración hecha a The Times, la empresa dijo que “ninguno de nuestros registros muestra que Richard estuviera involucrado en ninguna capacidad en el mercado de prueba de Flamin’ Hot”. Además, les dijo que “hemos entrevistado a múltiples miembros del personal que estuvieron involucrados en el mercado de prueba, y todos ellos indican que Richard no estuvo involucrado en ninguna capacidad en el mercado de prueba”.

Continuó señalando que “eso no significa que no celebremos a Richard, pero los hechos no apoyan la leyenda”.

Según el mismo medio, los Flamin´ Hot fueron creados por un grupo de expertos en 1989, en las oficinas corporativas de la sede de la compañía dueña de la marca, en Plano, Texas. El nuevo producto se habría diseñado con la intención de competir con los aperitivos picantes que se vendían en los pequeños mercados del centro de la ciudad.

Una empleada con una Maestría en Administración y Dirección de Empresas recién obtenida, de nombre Lynne Greenfeld, fue quien habría recibido el encargo de desarrollar la marca, además de que ella ideó el nombre Flamin´ Hot y dirigió la línea.

Montañez, por su parte, ascendiendo de trabajador de planta a director centrado en el marketing y lanzó iniciativas de nuevos productos.

Montañez habría comenzado a atribuirse públicamente el mérito de la invensión de los Flamin´ Hots a finales de la década de los años 2000, casi dos décadas después de la invención que ahora se ha posicionado entre los sabores favoritos entre varios países de Latinoamérica.