Actualmente Lila Downs se encuentra iniciando la aventura de La Sánchez, un álbum inédito del que ya se desprendió un exitoso primer sencillo, Vas de salida, y con el que explora los sonidos provenientes del norte de México.
Con una impresionante trayectoria que la ha llevado a importantes escenarios del mundo, la compositora, cantante y antropóloga a través de su arte reivindica sus raíces y las de los pueblos indígenas, y para este proyecto, Lila quiso hacer sonar los instrumentos de la canción norteña, como el bajosexto y la tuba, en trabajo cargado de melancolía.
Además del repertorio de la canción tradicional mexicana, los sones típicos, los corridos y el catálogo vernáculo, las letras inéditas de la propuesta artística de la estrella versan sobre amores, las fortaleza de las mujeres, los colores y sabores de la comida típica y acerca del misticismo, aspecto en el que Lila Downs está muy involucrada, y al que se ha acercado de distintas formas durante su galardonada carrera.
Infobae México conversó con la artista estadounidense-mexicana sobre su nueva apuesta y respecto a su entrañable vínculo con Chavela Vargas. A pregunta expresa sobre si, así como la emblemática cantante fallecida en 2012 fue “la chamana” de la música mexicana durante décadas, ella es “la chamana de nuestra generación”, así contestó la intérprete:
“Yo creo que si es que la música es para sanación, yo creo que sí me ha sanado a mí, y yo creo que he tenido como ofrenda sanar a otras personas, y lo he visto. Así que eso agradezco, haberlo visto como cantante porque no siempre yo creo que se nos da esa parte”, compartió emocionada la mujer quien fue considerada por la propia Chavela como su sucesora.
Y es que la artista que salió de su natal Costa Rica a los 17 años y que al paso del tiempo se convirtió en un portento de la música vernácula defendiendo también su estampa de mujer bravía y desafiante al género, llegó a afirmar que después de ver sobre el escenario a Lila Downs “ya se podía morir tranquila”. Así recuerda la cantante de Zapata se queda y La cumbia del mole su primer encuentro con Chavela Vargas.
“Cuando conocí a Chavela sí fue una experiencia muy bonita porque yo dije ‘ay, me llevo mi guitarra’, la conocí en España algunos años después de que colaboramos para la película de Frida que produjo Salma Hayek. Llevé mi guitarra, le toqué un “re” y le digo ‘¿en qué tono canta la Paloma negra, doña Chavela?’, con mucho respeto, y me dice ‘en Fu menor’, así como ‘no estés chingando’, ‘yo no, ni sé qué tono, no me estés preguntando a mí ' y me encantó”, recordó entre risas respecto a aquella vez en 2002 cuando participó con los temas La llorona, Alcoba azul y Burn it blue en la banda sonora de la película que obtuvo el Oscar por dicho score, mientras “la dama del poncho rojo” entonó Paloma negra y su versión también de La llorona.
La artista nacida en Tlaxiaco, Oaxaca, recordó cómo de manera involuntaria Chavela la puso en controversia con sus compañeras, dado que le tenía una estima especial y siempre hizo evidente el aprecio a su valor artístico.
“También supe cosas muy difíciles de ella, porque ella era bien difícil y me puso en un lugar difícil también porque me dijo que yo era su heredera y ahí algunas maestras de canto, algunas cantantes, me dejaron de hablar, me retiraron la palabra, pero ella nos echó a pelear, era su táctica de Chavela para causar un revuelo”, recodó la estrella.
Como ya lo ha hecho en distintas ocasiones en Día de muertos, la galardonada artista se presentará el próximo 1 de noviembre, como parte de su gira Dos corazones en el Auditorio Nacional, en Ciudad de México.