Este 6 de junio de 2023, Marcelo Ebrard Casaubón anunció su renuncia como secretario de Relaciones Exteriores para dedicarse de lleno a promover sus aspiraciones para ganar el proceso interno de Morena, con el cual se definirá la candidatura de ese partido a la presidencia de la República.
Ebrard Casaubón inició su carrera político en la década de los años ochenta, cobijado por Manuel Camacho Solís, un político priista que para 1993 lucía como el aspirante natural a suceder en la presidencia de la República a Carlos Salinas de Gortari, sin embargo, éste último sorprendió a todos al elegir como candidato oficial a Luis Donaldo Colosio.
En aquella época el ritual priista se caracterizaba por exigir a los “presidenciables” mantener la disciplina hasta el momento del destape. Aunque las señales de Salinas de Gortari habían apuntado hacia el Regente del Distrito Federal, al final viró por Colosio, su secretario de Desarrollo Social, quien parecía más proclive a mantener las políticas modernizadoras del salinismo.
Camacho Solís hizo público su descontento con la decisión de Salinas de Gortari y pese a que el presidente le ofreció algunos cargos de consolación, finalmente en 1995 abandonó las filas priistas mientras que Marcelo Ebrard se refugió en el Partido Ecologista.
En 1998, Manuel Camacho Solís fundó el Partido de Centro Democrático (PDC) con la ayuda de Marcelo Ebrard. Bajo estas siglas el primero lanzó su candidatura presidencial en el año 2000, mientras que el segundo lo hizo para la Jefatura del Distrito Federal.
La sorpresa histórica de la elección federal del 2000 llegó con el triunfo del panista Vicente Fox. En el caso de Ebrard, al final decidió declinar a favor de Andrés Manuel López Obrador, quien ascendió al gobierno capitalino bajo los colores del Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Ya instalado López Obrador en el poder de la capital mexicana, Ebrard se integró al equipo del político tabasqueño, mientras que Camacho Solís se unió a las filas del PRD, partido por el que accedió al Congreso de la Unión.
En 2006, Marcelo Ebrard ganó por más de 1 millón de votos a su más cercano competidor el gobierno del Distrito Federal y a partir de ahí catapultó su imagen como un fuerte aspirante a la presidencia de la República para 2012, no obstante, se vio obligado a ceder el paso a AMLO, una vez más.
Por su parte, Manuel Camacho Solís, considerado una mente brillante en la política mexicana, intentó destacar como legislador de oposición, sin embargo, no pudo recuperar el peso político que llegó a alcanzar cuando estuvo a un paso de la candidatura presidencial.
El movimiento político de Ebrard rumbo a 2024
El movimiento de Ebrard, de renunciar a un año de distancia de la elección presidencial, parece prematuro para algunos, al considerar que perderá la exposición que representa el cargo en el gabinete del presidente Andrés Manuel López Obrador.
No obstante, el propio Ebrard ha ventilado públicamente que al interior de Morena no “existe piso parejo” entre las denominadas “corcholatas”, y llegó a cuestionar públicamente a la dirigencia del partido si existe una “favorita”.
En el año 2022, el presidente Andrés Manuel López Obrador abrió el proceso de su sucesión, y aunque ha asegurado que ya no existe la figura del tapado, diversas corrientes dentro de la Cuarta Transformación han interpretado las señales presidenciales y han encauzado su apoyo a favor de la actual Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, quien desde hace varios meses rechazó la posibilidad de renunciar con tanto tiempo de antelación.
Sheinbaum luce como favorita en los sondeos debido a la alta exposición que le genera su cargo al frente del gobierno capitalino, además de recorrer cada fin de semana todas las entidades donde gobierna Morena. Por ello para Ebrard y Adán Augusto López resulta valioso promover su imagen ante la inminente realización de la encuesta que llevará a cabo Morena en julio o agosto.
En 1993, Ebrard vio a su jefe Manuel Camacho mantenerse disciplinado y en espera de la nominación por parte del presidente y su partido, pero a 30 años de distancia, sabe que el tiempo se le agota si no quiere dejar pasar de nueva cuenta una candidatura presidencial, que para muchos, 2024 es su última oportunidad.