Luis de Alba reveló que años atrás fue contratado por un grupo del crimen organizado para amenizar una fiesta de cumpleaños. Pese al miedo que le causó estar entre narcotraficantes, se vio forzado a intentar hacer reír a los invitados.
Este 7 de junio, día en que se cumplen 24 años del asesinato de Paco Stanley, Luis asistió al foro de Sale el Sol para revelar detalles de lo que sucedió antes de que su compañero fuera acribillado a las afueras del restaurante El Charco de las Ranas.
Ya que el comediante recordó que Pacorro presuntamente consumía diferentes drogas, las cuales supuestamente compraba a Benito Castro, también aseguró que a él nunca lo invitaron a ser del grupo de personas que vendía sustancias ilícitas entre sus compañeros.
Sin embargo, lo que reveló fue que en una ocasión aceptó un contrato “grande” en Culiacán sin saber que era para dar un show a un grupo de narcotraficantes.
Según relató el Pirrurris, no fue él quien aceptó dicho contrato, sino que fue su representante. Él acudió al lugar sin saber para quién era el espectáculo, pero en cuanto lo recibieron en el aeropuerto, se dio cuenta de que sería un evento especial porque lo trataron de forma extraña y tampoco le dieron detalles de quién era el festejado.
La fiesta fue en un rancho cerca de Culiacán, donde además de tener casetas de seguridad, tuvo que caminar alrededor de media hora para llegar hasta el lugar donde ya estaban montadas varias carpas y había bandas tocando.
“Llegamos, había como unas casetas de adobe con dos o tres cuates adentro, entonces yo iba con las muchachas en la camioneta, y camino de herradura”
Pese a que insistió en varias ocasiones para saber de quién era el festejo, pues así podría crear un guion de lo que diría, nadie le quiso brindar detalles.
Antes de dar el show se dio cuenta de que en las mesas de los invitados había hojas para preparar cigarros de marihuana, platos llenos de cocaína y no había mujeres, con lo que se dio cuenta de que era una fiesta de narcotraficantes.
Los invitados, todos era hombres y portaban armas de fuego decoradas de forma ostentosa, principalmente con joyas.
“Todos los chavos, jóvenes la mayoría, traían armas. Nunca vino nadie a saludarme, mas que el del sombrero, y traía una pistola de una esmeralda, más grande la esmeralda que la pistola (...) todos andaban armados, todos”
Cuando finalmente salió a dar su show, nadie le puso atención, pero él cumplió con su trabajo, hasta que alguien gritó “¡policía!” y alertó a todos los presentes, algo que asustó a Luis por el movimiento que causó.
“Se oye un grito, ‘¡policía!’, y el corredero ahí. Apagan las luces, apagan la planta... ¿Cuáles policías? Yo me metí y no me apañaron, no había, fue alguien que gritó”, recordó el comediante.
Reveló que nunca supo para quién trabajó en aquella ocasión ni qué grupo del crimen organizado era.
Luis de Alba no ha sido el único comediante que ha trabajado para el crimen organizado, también Lucila Mariscal, Edson Zúñiga El Norteño, Platanito, Mario Aguilar y el payaso Brincos Dieras han dado shows a narcotraficantes tras aceptar contratos sin conocer quién está detrás de ellos.
Lucila reveló que a ella siempre le pagaron lo que pedía, contrario a lo que hacen sus clientes habituales, o también llegaron a ofrecerle más de lo que cobraba, por lo que no se negó.
Esto, según afirmó en entrevista con Ventaneando, la ayudó a tener una fortuna; por cada show podía cobrarles hasta 100 mil pesos.