Este primero de junio arrancó el mes del orgullo LGBTIQ+ que celebra todas las diversidades y llena de colores las calles de México; sin embargo, las fiestas no deben invisibilizar a quienes padecen discriminación y violencia por su identidad y orientación sexual.
Año con año, el desfile del orgullo ha ganado popularidad y hasta empresas se han sumado al arcoíris, pero más allá de los carros se encuentran los rostros de quienes no solo celebran, sino que resisten.
Desde sus inicios el movimiento LGBTIQ+ fue una lucha de resistencia para ganar reconocimiento y respeto del mundo heteronormado. Una de las primeras marchas ocurrió en 1969 en Nueva York, cuando un grupo de la comunidad marchó recordando los eventos de Stonewall. En México, hasta 1978 se manifestaron por primera vez personas de la diversidad sexual en las calles de la capital.
A lo largo de los años la comunidad LGBTIQ+ ha ido creciendo y ganando reconocimiento; no obstante, siguen existiendo crímenes de odio, actos violentos y discriminatorios en su contra.
La oenegé Letra Ese detalla que durante el 2022 ocurrieron al menos 87 asesinatos violentos de personas de la diversidad sexual en el país por motivos relacionados a su orientación, identidad o expresión de género. No obstante, la misma organización señala que tienen un subregistro y que la cifra real es de aproximadamente 200 víctimas.
Según la Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación (Copred) de 2016 al 2020 hubo 159 asesinatos a hombres gay, 25 a lesbianas y 257 a mujeres trans.
Que la celebración no opaque a quienes resisten
Entre las personas que forman parte de la diversidad se encuentran las mujeres transexuales, el grupo más vulnerable de la comunidad. De acuerdo con Agenciapresentes.org en 2022 se registraron al menos 24 transfeminicidios en la Ciudad de México, mientras que a nivel nacional hubo 48, según Letra Ese.
Por si fuera poco, entre las mujeres trans existe un sector en situación de calle, doblemente vulnerable. Michelle, de 37 años de edad, es parte de ese grupo que todos los días resiste a la adversidad.
Dijo en entrevista con Infobae que llegó a la Ciudad de México con su pareja a los 17 años de edad. Vivió con él durante 13 años, pero al separarse no tuvo redes de apoyo y terminó en la calle.
Para sustentarse comenzó a realizar trabajos sexuales, aunque no le gustaba, por lo que optó por asear casas, levantar PET, ayudar en cocinas y vivir en un refugio que implementó LLECA, recientemente nombrada Asociación Civil, encabezada por la activista Victoria Sámano. Cuando el espacio cerró, regresó a la calle.
Michelle recordó que llegó a LLECA de urgencia cuando le avisaron que le habían “picado el cuello” a su amiga Francia, quien también era trabajadora sexual trans. En ese entonces, Victoria les brindó apoyo y hogar.
“Llegué muy cansada (a ver a Francia) porque la calle es muy difícil, te roban las cosas, te quitan los zapatos y me robaron cosas. Fue un momento que ya no pude, así que fui a pedir refugio. Me lo brindaron y conocí a todos mis hermanos”(sic).
Además del intento de transfeminicidio de su amiga, y robos, dijo que la policía la ha agredido física y verbalmente por vivir en la calle, pero evita confrontarlos. “Nos golpean los policías, nos golpearon hace poco y nos dijeron palabras obscenas, pero hay gente que está peor”.
Michelle, un ejemplo de resiliencia
“La vida es así. Puedes caerte, levantarte y todo, pero nada más hay que verle el lado positivo en la vida, si te cortas es por algo, si te caes es por algo. Que te caes y te cortas pues cierra la herida en minutos. Hay que disfrutarlo más que nada, hay que ver el lado positivo de la vida. Yo antes era muy renuente a la vida, era diferente, pero ahora ya no. Ese es mi consejo: a pesar de toda la adversidad, siempre va a haber alguien que te brinde apoyo, simplemente no hay que dejarse caer y aunque te caigas siempre la cabeza en alto y de frente. Seas quién seas, no importa el género”(sic), aconsejó.
“Una temporada se me juntó todo. Empezaron a matar, a hacer cosas bien feas y aprendí a enfocarme, a estar tranquila. Ahora soy feliz como una lombriz a pesar de que estamos en el frío, no nos bañamos o a veces nos peguen. Veo el lado bueno de la moneda”(sic).
Michelle actualmente sigue en situación de calle y mencionó que no cambiaría lo que ha pasado porque así comenzó a ver la vida con filosofía.
De profesionista a la calle por discriminación
Ari tiene 35 años de edad, estudió la licenciatura de Administración de Empresas en una universidad de Monterrey, debido a la falta de oportunidades ahora pernocta dentro de un automóvil con una amiga.
La originaria de Zacatecas dijo en entrevista con Infobae México que logró estudiar gracias a su hermana que vivía en Nuevo León, después radicó en Aguascalientes como costurera y vivía en un albergue, por lo que podía sustentarse, a pesar de que su familia le había dado la espalda al no aceptarla por ser quién es.
Al llegar a la Ciudad de México fue recibida en LLECA. Cuando el refugio se quedó sin apoyo económico comenzó a vivir en la calle. “Poco a poco, sin darnos cuenta, se fueron agotando los recursos y fue como terminé así”(sic).
Su idea era encontrar oportunidades en la capital, pero estas le fueron negadas por su identidad.
“El ser una mujer trans es una barrera que la sociedad te impone; la sociedad aún no acepta todavía porque te ven y pues te discriminan. Las mujeres trans estamos hartas de trabajar en cualquier trabajo.
“Definitivamente somos inteligentes, somos emprendedoras, entonces la gente o las empresas nos cortan las alas, por eso prácticamente la mujer trans siempre está ligada al estilismo, al trabajo sexual o hacer costura”(sic).
Aseguró que uno de sus sueños es operarse para terminar su transición, tener un mejor trabajo, estudiar Psicología, salir de la calle y que todas las mujeres trans en situación de calle sean arropadas.
“Somos como cualquier persona, tenemos sentimientos, tenemos este emociones, ¿no? Entonces creo que en lugar de criticar, de burlarse, creo que mejor hay que preguntar, ¿por qué estás acá? Que haya empatía; la mujer trans tiene que ser muy valorada, muy querida”(sic).