La tensión entre México y Estados Unidos ha sido latente desde que en el Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T MEC) se puso sobre la mesa el comercio del maíz transgénico para consumo humano. Las diferencias entre ambos países podrían resolverse en un panel de controversias para determinar si el producto modificado a nivel genético es perjudicial para la salud, como sostiene el gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
Al respecto, algunos organismos gubernamentales involucrados en las investigaciones sobre el maíz transgénico y su exportación han hecho previsiones de los posibles escenarios en caso de que se realice el panel de controversias y México pierda debido a la falta de pruebas científicas para sostener la postura de la actual administración que, asegura, debería prohibirse para alimentos como las tortillas.
Algunas de las consecuencias mencionan el daño a los cultivos naturales, pero de forma puntual, se concentran en el golpe a la economía mexicana. Incluso si las relaciones bilaterales se mantiene estables como han apuntado las reuniones anteriores en torno al T MEC, México podría pagar grandes cantidades en dólares tras la disputa contra Estados Unidos.
Aranceles altos y pérdidas económicas, las posibles consecuencias
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) se encarga de mitigar la pobreza en los de los campos y garantizar la producción de alimentos sanos. Este organismo de gobierno está bajo el cargo de Víctor Villalobos, quien explicó en entrevista con Milenio cómo se ha desarrollado el camino actual de la controversia: “El plazo para las respuestas que hizo el departamento de comercio de Estados Unidos se viene prolongando...entiendo que habrá reuniones bilaterales con las contrapartes para poner sobre la mesa las respuestas”.
Aunque la fecha aún sigue sin fijarse, Villalobos considera que la controversia debería evitarse hasta escalar a un panel, pues reconoce que ese país norteamericano se mantiene firme en demostrar que el maíz transgénico es inofensivo para la salud. Además, menciona la exigencia de los agricultores estadounidenses que buscan obtener una compensación de 9 mil 100 millones de dólares tras el cierre en la comercialización de este producto.
El pago podría efectuarse si México falla en demostrar su afirmación sobre el maíz transgénico. Sin embargo, Villalobos mencionó que la exigencia “ya no tiene sustento” y se pausó de forma temporal el panel debido al segundo decreto de AMLO, que desde el 13 de febrero de 2022 prohíbe el alimento para consumo humano, pero permite la importación para la industria pecuaria, es decir, el ganado y animales para producir alimento.
En ocasiones anteriores, Villalobos ha hecho pública su valoración de este alimento: no hay científicamente demostrado un daño a la salud humana ni en México ni el mundo”, declaró durante la Expo Carnes y Lácteos 2023. Aunque el titular de la Sader descarte un panel, otro organismo ha hecho previsiones sobre la posibilidad de realizarlo.
El presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), José Medina Mora, advirtió que México podría tener consecuencias importantes para la economía si pierde el panel de controversias: “la probabilidad de perder es muy alta... pudieran ponernos aranceles a las exportaciones mexicanas para compensar el daño que tendrían los productores de este maíz en los Estado Unidos”, explicó en conferencia de prensa virtual durante marzo de 2023. Además sostuvo que ninguna evidencia científica comprueba que el maíz transgénico sea dañino para la salud, pues ni siquiera está prohibido en Europa como se mencionó en la conferencia de prensa.
La postura de las autoridades estadounidenses
En Estados Unidos las empresas de la industria biotecnológica han mostrado un abierto rechazo a la política prohibicionista de AMLO. De acuerdo con información proporcionada por aquel país, estas compañías sostienen que el maíz transgénico es de suma importancia para adaptarse al cambio climático y asegurar estándares más en calidad alimenticia.
También han alertado que si la prohibición continua, las consecuencias se reflejarán en la economía mundial. Lo anterior podría provocar que el precio de otros alimentos aumentaran y el costo de la vida fuera inalcanzable para los sectores empobrecidos de la sociedad.
Mientras tanto, AMLO aseguró que Estado Unidos se muestra negado a realizar investigaciones con México respecto al impacto en la salud del maíz transgénico. Durante una conferencia de prensa a mediados de mayo del 2030, el mandatario comentó que ha solicitado a agencias estadounidenses participar en el proceso de indagaciones, pero la comunicación es difícil. Además, culpo a los intereses económicos de los grandes productores.
Por otro lado, Villalobos ofrece un vistazo a la postura de los altos funcionarios estadounidenses. En la entrevista con Milenio reveló que tuvo una reunión con 40 ministros de agricultura en Washington y habló con el presidente de la Comisión de Agricultura. Luego de explicarle la situación, “quedó muy satisfecho”. Con este argumento, el titular de la Sader descarta el panel de controversia.
¿Qué ha dicho la ciencia sobre el maíz transgénico?
El Consejo Nacional de Humanidades Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT) ha sido el punto de reunión para las discusiones sobre este cultivo y sus efectos en la salud. En el Foro científico internacional “Daños y riesgos para la salud por consumo de maíz transgénico y la regulación internacional”, los expertos coincidieron en que México tuvo un acierto al presidir de las semillas modificadas de forma genética y reducir los herbicidas tóxicos como glifosato.
También recalcaron que se necesita realizar más estudios sobre el consumo de este producto. Durante la tercera sesión “Visión crítica de la regulación de los OGM” los especialistas convocados mencionaron que las investigaciones tendrán que apartarse de los intereses económicos de las grandes industrias y priorizar los efectos que el maíz en cuestión tiene en los menores de edad.
Investigadores internacionales han concluido que una variación de este alimento es inocua. El maíz bt, llamado así porque se incorporó el gen de la bacteria Bacillus thuringiensis, está catalogado como inofensivo para el consumo humano, según la Sociedad Española de Ciencias de la Alimentación (SEDCA). Además, esta alteración en específico evita el uso de insecticidas.
Lo anterior corresponde con lo planteado por Villalobos y el representante de la Coparmex, pues en la actualidad aún se necesitan constatar que el maíz transgénico provoque cáncer, como se sospechaba a inicios de la década de 2000. Además, la variación bt es la más producida en el mundo porque el riesgo para la salud humana por el consumo de la bacteria es mínimo, de acuerdo con el libro “El maíz en peligro ante los transgénicos”, coordinado por Elena Álvarez y Alma Piñeyro de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El peligro del maíz transgénico podría pasar desapercibido para los humanos, pero es lo contrario para la fauna del país. El Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales ha advertido que los agricultores se llevarán la peor parte del cultivo modificado a nivel genético porque al realizar estos cambios en el ecosistema, los resultados serán irreversibles.
En “Maíz, transgénicos y transnacionales”, escrito por la activista Silvia Ribeiro, se menciona que la introducción de maíz transgénico puede causar una desestabilización genómica en las variedades de maíces de México, lo que representa más de 7 mil años de trabajo indígena. En el país hay 64 razas de esta semilla y 59 se consideran nativas, según los datos del gobierno.