El Cártel de Sinaloa es conocido por ser una de las organizaciones criminales responsables del tráfico de fentanilo que llega a Estados Unidos (EEUU). Para ello, han establecido rutas martítimas y aéreas con la finalidad de importar precursores químicos empleados en la elaboración del opioide sintético, las cuales parten principalmente de China.
Sin embargo, un país centroamericano es el nuevo territorio adonde llegan estas sustancias químicas que abastecen a dicha agrupación delictiva: Guatemala, nación en la que han sido detenidos varios colaboradores del también llamado Cártel del Pacífico.
El pasado 23 de marzo, el Ministro de Gobernación de Guatemala dio a conocer la localización de cuatro contenedores que arribaron a la terminal portuaria “Puerto Barrios”, en Izabal. Cuando las autoridades los revisaron, se percataron que se trataba de posible fentanilo.
Personal de la Subdirección General de Análisis de Información Antinarcótica (SGAIA) detalló que los contenedores no eran provenientes de China, sino que arribaron a Guatemala a bordo de un buque que partió de Turquía, y cuya ruta de paso fue por Francia y Colombia. En total se localizaron 240 toneles que contenían Xileno, sustancia química usada para sintetizar fentanilo.
Ese decomiso era otra señal que indicaba la presunta relación establecida entre los cárteles mexicanos y operadores guatemaltecos para traficar precursores de fentanilo. En ese sentido, Guatemala se convirtió en un territorio de paso usado por el Cártel de Sinaloa para abastecerse de sustancias requeridas para la fabricación de los opioides, según reportes del periodista Ángel Hernández publicados en Milenio.
Aquella no fue la única ocasión en que se dejaba en evidencia la implicación de Guatemala en el tráfico de precursores químicos. A mediados de marzo, el Departamento de Tesoro de EEUU acusó a la empresaria guatemalteca Ana Gabriela Rubio Zea por estar vinculada a “Los Chapitos”, célula del Cártel de Sinaloa encabezada por los hijos de Joaquín El Chapo Guzmán.
Zea se encargó de establecer contacto con proveedores y fabricantes de productos químicos establecidos en la República Popular China, con la finalidad de adquirir precursores de fentanilo que eran enviados al cártel mexicano. Es decir, que se desempeñó como intermediaria para comprar múltiples kilogramos de N-BOC-4-Piperidona, el cual era abastecido por la empresa asiática SXPC.
Debido a ello, la mujer de 32 años fue detenida en territorio guatemalteco el 17 de marzo. Posteriormente, el 4 de abril un gran jurado federal del Tribunal de Distrito Sur de Nueva York imputó a Gabriela Rubio por lavado de dinero, posesión de sustancias ilícitas y conspiración para manufacturar y distribuir 400 gramos o más de fentanilo.
Asimismo, la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), señaló a los hermanos Leobardo y Martín García Corrales de ser colaboradores cercanos de Iván Archivaldo, líder de Los Chapitos. Ambos sujetos están relacionados con el tráfico de fentanilo, según el Departamento de Estado de EEUU.
Uno de sus principales operadores, Humberto Beltrán Cuen -quien se dedicaba a supervisar los envíos de fentanilo a EEUU-, fue detenido en Guatemala tres días después de la aprehensión de Gabriela Zea. Este individuo también ha sido vinculado con el Cártel de Sinaloa.
Pese a estas detenciones y acusaciones, la SGAIA aseguró al medio El Sol de México que en Guatemala no se tienen registros de producción o consumo de fentanilo, por lo que descartó la existencia de laboratorios clandestinos donde se produce el opioide sintético. Sin embargo, no descartó la implicación de bandas locales en el tráfico de precursores.
Indicó que tienen evidencia de que los grupos criminales de México y Guatemala importan “materias primas” desde China para posteriormente enviarlas a EEUU, país que enfrenta una crisis de salud pública por el consumo de drogas sintéticas.