El 8 de abril de 1989 en los noticieros y titulares de los medios de comunicación más populares de la época se hablaba de un único hecho: la insólita detención de Miguel Ángel Félix Gallardo, fundador del Cártel de Guadalajara que a través de una meticulosa red de corrupción logró consolidar la primera organización criminal de trasiego de drogas internacional en México.
Habían transcurrido apenas cinco meses desde que el militante del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Carlos Salinas de Gortari, había asumido la presidencia de México, por lo que la detención del también llamado Jefe de Jefes fue anunciada con platillos y bombos.
Aunque la aprehensión del capo supuso un paso importante para el declive del Cártel de Guadalajara, entre las altas esferas de la política mexicana y del narcotráfico se rumoró que dicha acción encabezada por la entonces Procuraduría General de la República (PGR) tenía como objetivo favorecer a otra naciente organización criminal: el Cártel del Golfo.
Y es que, de acuerdo con la investigación realizada por la periodista Anabel Hernández y publicada en su libro Los Señores del Narco, en aquella época era pública la relación que Raúl Salinas Lozano -padre del expresidente priísta Carlos Salinas de Gortari- mantenía con Juan Nepomuceno Guerra, uno de los primeros contrabandistas de alcohol, drogas y personas que comenzó su carrera criminal en los años 30′s.
Conocido como una leyenda del contrabando en el noreste de México, Nepomuceno Guerra siempre se presentaba como un hombre de negocios y fue gracias a la influencia política que tuvo que logró dominar ya no solo el tráfico de alcohol y tabaco a Estados Unidos sino también el de drogas a mediados de la década de los setenta junto a su sobrino Juan García Ábrego, marcando así el precedente de la fundación del Cártel del Golfo, organización criminal que en la actualidad continúa sembrando terror en el estado de Tamaulipas.
Negocios y política: el vínculo de Raúl Salinas y Juan Nepomuceno
El periodista francés Jean Francois Boyer reveló en su libro La Guerra Perdida Contra las Drogas una faceta poco conocida de la historia de la familia Salinas que, aunque se mantuvo como rumores entre la opinión pública, quedó constatada en documentos de agencias de seguridad de Estados Unidos.
La investigación del periodista, citada por el semanario Proceso, da cuenta de que Raúl Salinas Lozano se desempeñó como Secretario de Comercio durante el sexenio del presidente Adolfo López Mateos, cargo con el que logró establecer una estrecha relación con el tamaulipeco Juan Nepomuceno Guerra.
Investigaciones del gobierno suizo sobre la familia del expresidente priísta consultadas por el político tabasqueño Humberto Hernández Haddad apuntan a que en 1989 Raúl Salinas Lozano se reunió con Juan Nepomuceno Guerra y su sobrino Juan García Ábrego para hacer un pacto y establecer en Villahermosa la sede financiera del Cártel del Golfo, según lo expuesto en un artículo publicado por Proceso en 2003.
“Así se estableció que la protección política estaría a cargo de Salinas Lozano, la logística de distribución de narcóticos de García Ábrego y la de servicios financieros fuese responsabilidad de Carlos Cabal Peniche”, mencionó el político tabasqueño en una mesa de discusión sobre la influencia de la familia Salinas en la política mexicana.
Pese a dichos precedentes y especulaciones sobre si la detención de Miguel Ángel Félix Gallardo habría sido para beneficiar a la organización criminal cercana a la familia Salinas, la periodista Anabel Hernández expuso en su libro Los Señores del Narco que pese a su buena relación con los capos del Cártel del Golfo, años más tarde se demostraría que los familiares del expresidente Carlos Salinas de Gortari tenían mayor inclinación por establecer negocios con el naciente y poderoso Cártel de Sinaloa.