Tras desembarcar en las costas de Veracruz el 22 de abril de 1519, Hernán Cortés y sus hombres comenzaron la misión de exploración que les había sido encomendada.
A su llegada, el capitán español se interesó en la composición social, económica y política del territorio; por lo que cambió sus planes y se enfocó en la invasión del territorio mexica. Después, en menos de dos años, el ejército peninsular provocó la caída de Tenochtitlan, sus alianzas con enemigos del imperio tenochca y otros eventos fortuitos lograron la rendición indígena.
Sin embargo, hubo otros factores en juego tras el primer encuentro entre Hernán Cortés y Moctezuma Xocoyotzin, Huey-tatoani de Tenochtitlan. Es importante mencionar que muchas de las decisiones que tomó el tlatoani Moctezuma a partir de ese momento fueron desencadenadas por los presagios funestos antes de la llegada de los españoles, pues recibieron el trato que habría tenido el dios Quetzalcóatl a su regreso.
Tres meses después de su arribo, Hernán Cortés se reunió con el Huey-tatoani de Tenochtitlan. Las tropas invasoras entraron por el oriente, acompañados de guerreros indígenas que se encontraban bajo el yugo mexica.
Durante el encuentro histórico que marcó para siempre a México, el tlatoani les ofreció de comer, puso a su disposición una gran variedad de platillos e incluso pasturas para los caballos. Las preparaciones principales contenían verduras como calabacitas, elote tierno, jilotes cocidos, quelites, nopales, aguacates, chiles y tomates.
“Frente a frente, Motecuhzoma y Cortés sostuvieron un diálogo que nos conservan puntualmente los informantes de Sahagún. Motecuhzoma llegó a exclamar entonces: ‘No, no es sueño, no me levanto del sueño adormilado, no lo veo en sueños, no estoy soñando... es que ya te he visto, es que ya he puesto mis ojos en tus ojos ...’”, refiere el libro Visión de los vencidos de Miguel León Portilla.
Ataviados con collares de oro y flores finas, el huey-tlatoani y los grandes señores indígenas salieron al encuentro del capitán español. “Llega a la tierra: ven y descansa; toma posesión de tus casas reales; da refrigerio a tu cuerpo ¡Llegad a vuestra tierra, señores nuestros!”, fueron las palabras del antepenúltimo gobernante de Tenochtitlan.
Además, el tlatoani les ofreció de comer. Un banquete con diversos platillos esperaba a los conquistadores. Moctezuma puso a su disposición todo lo necesario para atenderlos: “Tortillas blancas, gallinas de la tierra fritas, huevos de gallina, agua limpia, leña, leña rajada, carbón, cazoletas anchas, tersas y pulidas, jarritos, cántaros, tacitas, y en suma, todo artefacto de cerámica”.
Les proporcionaron todo, alimento, bebida y pasturas para los caballos. Al ver los manjares con los que se deleitaba el gobernante mexica, los españoles quedaron sorprendidos. “En el comer, le tenían sus cocineros sobre treinta maneras de guisados, hechas a su manera y usanza, y teníanlos puestos en braseros de barro chico debajo, porque no se enfriasen, y de aquello que el gran Montezuma había de comer guisaban más de trescientos platos, sin más de mil para la gente de guarda”, expresó en uno de sus escritos Bernal Díaz del Castillo.
Por su parte, Cortés confirmó la misma información: “Y al tiempo que traían de comer al dicho Moctezuma, asimismo lo traían a todos aquellos señores tan cumplidamente cuanto a su persona y también a los servidores y gentes de éstos les daban sus raciones”.
Se dice que Moctezuma tenía a su disposición más de 300 platillos para escoger el que le apeteciera. Al amanecer, en las cocinas del palacio, se molía el maíz para preparar el nixtamal, pues los tamales rellenos de carne de pescado, ancas de rana y pato debían estar listos desde la mañana.
“El Tlatoani ingresaba al salón acondicionado para la ocasión; entraban los criados y lo auxiliaban a lavarse las manos, proporcionándole un pañuelo blanco y reluciente para secarse”, indicó una publicación del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM.
Para finalizar el banquete, se ofrecían frutas de todas las calidades y se servía una bebida de cacao perfumado con flores en unas tazas de oro. De igual forma, se daban hojas de tabaco enrolladas para fumar.
Cuáles fueron los presagios funestos
“Quiero que me digan si vendrá enfermedad, pestilencia, hambre, langosta, terremotos, si lloverá o no, díganlo. Quiero saber si habrá guerra contra nosotros o si vendrán muertes a causa de la aparición de aves con espejo en la cabeza, no me lo oculten; también quiero saber sí han oído llorar a Cihuacóatl, tan nombrada en el mundo, pues cuando ha de suceder algo en el mundo, ella lo interpreta primero que nadie, aun mucho antes de que suceda.” les dijo Moctezuma Xocoyotzin a sus sabios después de que confirmó que había sucedido el octavo presagio.
Según la información del libro histórico Malinche escrito por Laura Esquivel, los presagios fueron:
-Un incendio de origen desconocido que destruyó el templo de Huitzilopochtli, dios de la guerra.
-Un rayo mortal que cayó en un montículo de paja perteneciente al templo mayor de Tenochtitlan.
-La aparición en el cielo de una figura hecha de chispas que provocaba alaridos de espanto en quienes la veían.
-El quinto presagio hizo hervir el agua de una de las lagunas del valle del Anáhuac.
-La aparición de Cihuacóatl, la mujer que se oía llorar por las noches diciendo: “¡Hijitos míos! ¿adonde los llevaré? ¡Tenemos que irnos lejos!”.
-El séptimo fue la aparición de un ave desconocida que unos hombres llevaron ante la presencia de Moctezuma. Se trató de un pájaro similar a una grulla que tenía en la cabeza un espejo en el que supuestamente era posible ver el cielo y las estrellas, en el segundo intento por ver algo, vio a varias personas que se peleaban entre sí.
-La aparición de personas deformes con dos cabezas o unidas por la espalda que desaparecían cuando las volteaba a ver.