Cómo fue la erupción del Popocatépetl en 1994

Las constantes actividades del volcán alertaron a las autoridades, quienes solicitaron el cambio a del Semáforo a Rojo por varias horas

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El cráter fue fotografiado días
El cráter fue fotografiado días después de las distintas exhalaciones (Captura/ o H. Delgado/Cenapred)

El volcán Popocatépetl, mejor conocido como Don Goyo, es uno de los volcanes activos del país, el cual ha sido representativo para la región del centro de México y para toda la República.

Recientemente el “Popo” ha registrado una importante actividad, la cual ha alertado a las comunidades cercanas a él, ya que desde el pasado 19 de mayo, el Semáforo de Alerta pasó de Fase 2 a Amarillo Fase 3 en poco tiempo.

No obstante, las autoridades de las regiones cercanas, así como expertos en temas volcánicos como el Comité Científico Asesor (CCA) del Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC) y el Centro Nacional de Prevención de Destares (Cenapred), han informado que estas actividades recientes se han presentado en distintas ocasiones, por lo que han recomendado a la ciudadanía no alarmarse.

Los expertos han explicado que hay un registro de todas las alteraciones que ha tenido “la montaña que humea”, según su nombre en náhuatl, la cual en las últimas décadas ha presentado eventos muy similares a lo que se ha sobrellevado días recientes.

El Popocatépetl continúa con su
El Popocatépetl continúa con su actividad y se ha registrado una constante caída de ceniza. (Cenapred)

No obstante, fue en el año de 1994 cuando se monitoreo la primera emisión de ceniza en cerca de 70 años, según los datos del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Los registros fueron captados por la estación sísmica telemétrica Altzomoni, a 4 km de Paso de Cortés y 11 km al norte del cráter del volcán, de la Universidad. Estas actividades causaron la alerta de las autoridades, ya que no se habían registrado situaciones similares desde tiempo atrás.

Las poblaciones aledañas a Don Goyo fueron evacuadas ante los eventos, sobre todo las que se encontraban en el flanco noreste de la región. De acuerdo a los registros del Gobierno de México, este evento incrementó las tareas de los expertos para crear secciones especializadas en la actividad volcánica.

Días posteriores a las distintas exhalaciones, registradas el 21 de diciembre, fueron analizadas distintas fotografías del volcán, en donde se descubrió que la actividad habría abierto una boca cerca de la pared del cráter.

Para el año de 1995, el Centro de Prevención de Desastres instaló una estación sísmica telemétrica a 2 km del cráter, cerca del antiguo albergue de Canario, con el fin de seguir de cerca la actividad volcánica.

Durante todo este año fueron monitoreadas las distintas frecuencias del “Popo”, hasta el punto de necesitar zonas más especializadas en la materia, por lo que 9 km del cráter, entre las comunidades cercanas a este (San Baltazar Atlimiyaya y Santiago Xalitzintla, Puebla), fue instalada la estación Bonsi y una cámara de TV que transmite las imágenes del volcán.

Ese mismo año se publicó una de las investigaciones más relevantes del estudio del Popocatépetl, compuesta por un Mapa de Peligros del Volcán por parte del Instituto de Geofísica de la UNAM.

No obstante, fue hasta 1997 cuando se registró la actividad más destacable desde las exhalaciones del 94, alertando a las autoridades a pasar por varias horas el Semáforo del volcán a rojo, lo cual alarmó a la población.

REUTERS/Armando Vega NO RESALES. NO
REUTERS/Armando Vega NO RESALES. NO ARCHIVES

El 30 de junio de ese año fue contemplada la “más grande erupción” de Don Goyo, la cual estuvo acompañada de sismos volcanotectónicos con magnitud entre 2 y 2.7. Esto derivó en una constante caída de ceniza en toda la región, incluso hasta llegar a la Ciudad de México, ubicada a más de 70 km de la montaña.

La ceniza permaneció afectando a la población, el aeropuerto del entonces Distrito Federal suspendió por 12 horas sus vuelos, y mandó a la ciudadanía a resguardarse en sus casas por un tiempo considerable.

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