Debido al aumento en el número de erupciones y exhalaciones del Popocatépetl, la presencia de ceniza volcánica en el ambiente se ha incrementado en los alrededores de dicha estructura geológica.
La expulsión de ceniza desde el volcán, además de representar un riesgo para la salud respiratoria de las personas, también ha tenido impacto en otros ámbitos, incluyendo la aeronáutica, pues varios aeropuertos han tenido que interrumpir sus actividades momentáneamente.
Por ejemplo, el 20 de mayo, tanto el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) como el Felipe Ángeles (AIFA) cerraron sus operaciones ante la caída de ceniza en sus instalaciones. Durante casi seis horas, las autoridades suspendieron todos los despejes y aterrizajes para llevar a cabo los trabajos de limpieza necesarios.
Tal situación generó múltiples molestias entre las y los pasajeros, ya que los vuelos sufrieron importantes retrasos. No obstante, el personal de ambos campos de aviación pidió a los usuarios que tuvieran paciencia y comprendieran que la suspensión de labores se ordenó con el fin de resguardar su seguridad.
¿Cómo afecta la ceniza a los vuelos?
El piloto Eduardo Vargas, instructor teórico aeronáutico y aviador de aerolínea, explicó por medio de su cuenta de Twitter (@CapLaloVargas) las razones por las cuales no es recomendable viajar en avión en presencia de ceniza volcánica.
Uno de los inconvenientes principales en estas circunstancias sería el bloqueo de la vista en las ventanas frontales de la cabina del avión, lo cual impide que los pilotos operen de manera adecuada.
Aunado a esto, la ceniza también podría bloquear el sistema de Tubos Pitot, colocados en la parte frontal de las aeronaves y utilizados como sensores para medir la presión de impacto del aire. Esto provocaría que el monitoreo de velocidad pueda generar lecturas erróneas y llevar al piloto a tomar decisiones poco acertadas.
Debido a que la ceniza volcánica se compone de minerales y rocas expulsadas por volcanes en erupción —el Popocatépetl en este caso— es un material sumamente abrasivo. Tales características podrían ocasionar graves daños y desgastes a los motores de un avión, específicamente en elementos como el compresor, inyectores, cámaras de combustión e incluso en las turbinas, especificó el piloto Vargas. El resultado de tales afectaciones sería una pérdida del empuje.
Por las altas temperaturas al interior de los motores, la ceniza volcánica que pudiera filtrarse a estos mecanismos podría fundirse y adherirse a las piezas del sistema, lo cual implica un riesgo adicional.
A esto, Eduardo Vargas agregó que, actualmente, “no hay sistemas instalados en los aviones por defecto que puedan detectar ceniza volcánica para evitar volar en zonas donde hay erupciones”, por lo que la mejor alternativa es esperar a que reduzca la actividad volcánica.
En caso de que un avión ya se encuentre en el aire y llegue a un área con presencia de ceniza volcánica, el aviador detalló que existen claros procedimientos para las y los pilotos, cuya principal instrucción es dar un giro de 180 grados y regresar.
Finalmente, en adición al impacto directo de la ceniza volcánica en los aviones, este material también puede afectar las antenas de comunicaciones, los equipos de logística y suele obstruir las pistas de aviación, lo que produce superficies resbalosas.